El presidente cuentacuentos
Santiago Peña, además de presidente, ahora es cuentacuentos. En un acto en Luque, decidió deleitar al público con la fábula de «La hormiga y la cigarra» para, una vez más, lanzarle dardos a la prensa. Según él, su gobierno trabaja en silencio como la hormiga, mientras que los medios, cual cigarras desconsideradas, solo se dedican a criticar. Claro, porque en Paraguay todo está tan bien que lo único que hacen los periodistas es inventar problemas por puro entretenimiento.
Pobrecito, la prensa lo distrae
Peña explicó que la cigarra adopta muchas formas: pueden ser opositores políticos o esos fastidiosos periodistas que insisten en hacer preguntas incómodas. “A veces son los medios de comunicación que quieren desviarnos de nuestro trabajo”, dijo con gran indignación. Es que no hay derecho, ¿cómo se atreven a no aplaudir su liderazgo silencioso? Con razón el gobierno prefiere trabajar en las sombras, ahí donde nadie puede verlo ni cuestionarlo.
Los medios son unos aguafiestas
El presidente insiste en que su gobierno está sembrando para luego cosechar. Pero claro, la prensa malvada solo muestra lo negativo. Pobrecito, mientras él se parte el alma gobernando, los medios prefieren enfocarse en trivialidades como la corrupción, el nepotismo o los abusos de poder. Si tan solo dejaran de distraer al pueblo con noticias irrelevantes y le prestaran más atención a las profundas reflexiones de Peña basadas en cuentos infantiles…
La democracia según Peña: críticas con moderación
Para dejar claro su espíritu democrático, Peña dijo que es importante escuchar todas las voces, pero que lo fundamental es “no desviar la atención del proceso de construcción de una sociedad más fuerte”. Es decir, pueden hablar, pero sin pasarse de críticos, porque eso es de cigarras desubicadas. Mejor quedarse calladitos y confiar ciegamente en ese «trabajo silencioso» que, aunque nadie lo vea, seguro está ocurriendo en alguna parte… o al menos en su imaginación.
El presidente se estresa con las preguntas
La relación de Peña con la prensa no ha sido precisamente un cuento de hadas. En octubre, perdió la paciencia con un periodista, señalándolo con el dedo y sudando la gota gorda. También aprovechó la Asamblea de la SIP para quejarse de que algunos medios paraguayos viven atrapados en el pasado. Mientras tanto, en el presente, sus aliados en el Congreso están bien ocupados promoviendo leyes para callar a la prensa. Pero no hay de qué preocuparse, la hormiga sigue trabajando… en silencio, por supuesto.