La revitalización de una parte del arroyo San Lorenzo es, sin duda, un buen comienzo para su recuperación, aunque sea parcial. Sin embargo, es importante destacar que el proyecto del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) contempla intervenir solo 850 metros del cauce, lo que significa que el resto del arroyo—aproximadamente siete kilómetros, desde su naciente en Barcequillo hasta su confluencia con el arroyo Yukyry—seguirá expuesto a la contaminación de industrias, comercios y ciudadanos que arrojan desechos sin control.
No se trata de desmerecer la labor del MOPC, que sin dudas mejorará el tramo comprendido entre la Ruta Mariscal Estigarribia y la calle Doctor Francia. Pero es evidente que el proyecto tiene un fuerte componente estético, embelleciendo un sector visible del centro de San Lorenzo. Lo que el MOPC y la empresa responsable de los trabajos no podrán solucionar es la acumulación de basura doméstica y comercial, ni los residuos industriales que bajan desde la naciente del arroyo. Buena parte de esos desechos quedará atrapada en la obra una vez finalizada, y el resto seguirá su curso hasta el Yukyry y, eventualmente, el lago Ypacaraí.
Por ello, la Municipalidad de San Lorenzo no puede limitarse a subirse a un barco que no capitanea. Es momento de asumir su responsabilidad y actuar con seriedad. No se trata solo de realizar «controles» para obtener coimas—una práctica tristemente arraigada—sino de ejercer un monitoreo real, con la ley en la mano y con el compromiso de hacerla cumplir.
Si se detecta que comercios, fábricas o industrias vierten desechos sin tratamiento en el arroyo, las sanciones deben ser inmediatas: multas, suspensiones e incluso denuncias ante las autoridades competentes. De lo contrario, la inversión del MOPC en estos 850 metros—que asciende a G. 44.636.855.406—será un simple maquillaje temporal. Bastarán unas pocas lluvias para que el «enfoque urbano ambiental» del proyecto quede con basuras de todo tipo y peces muertos debido a la contaminación industrial.
El municipio tiene la obligación de diseñar un plan ejecutable y, más importante aún, de comprometerse a ejecutarlo. No es solo cuestión de aplaudir y salir en fotos con trabajos ajenos; debe actuar con determinación desde ya para una sanación real del cauce hídrico. Para ello, dispone de departamentos encargados de velar por el ambiente y la salud pública, incluso tiene convenios firmados con diferentes facultades de la UNA. La pregunta es: ¿están trabajando en un proyecto serio para el control, la recuperación y la conservación del arroyo, o solo se limitarán a celebrar la obra del MOPC de vez en cuando?
En junio de 2016, un grupo de jóvenes sanlorenzanos que realizó una investigación detallada sobre la contaminación del arroyo desde su naciente en Barcequillo hasta Del Agrónomo, presentó a la SEAM (hoy día MADES) un informe detallado señalando en un mapa los puntos críticos de la contaminación. Lo lograron sin apoyo financiero. Si ellos pudieron hacerlo con recursos limitados, no hay excusas para que la municipalidad, con todos los medios a su disposición, no pueda llevar a cabo un plan de saneamiento serio. Si no lo hace, es porque simplemente no quiere hacerlo.
Es un secreto a voces que los inspectores municipales, enviados por sus superiores, visitan periódicamente fábricas y comercios supuestamente para controlar y/o para «amonestar» por la contaminación. Sin embargo, la contaminación no solo persiste, sino que aumenta sin freno. Esto solo confirma lo que muchos sospechan: estas visitas no buscan solucionar el problema, sino asegurarse de que los empresarios «se pongan al día» con compromisos hechos «bajo la mesa». Se dice incluso que la estructura de este tipo de recaudaciones se ha modernizado, al punto de que un simple recordatorio basta para que los fondos lleguen a cuentas bancarias designadas.
Si la Municipalidad de San Lorenzo quiere demostrar que su papel no se limita al de espectador pasivo, debe actuar con firmeza. No basta con aplaudir las obras del MOPC y salir en las fotos; es momento de hacer el trabajo que le corresponde. Caso contrario, ninguna inversión millonaria tendrá sentido, y el arroyo San Lorenzo seguirá siendo un triste reflejo de la inacción y la desidia de sus autoridades.