Rogelio Juan Pablo «Jhon» Ibáñez Candia, de 40 años, lleva adelante una admirable iniciativa en la ciclovía municipal de San Lorenzo, donde enseña ajedrez de manera gratuita. Este proyecto surgió cuando, durante una visita al lugar, notó las mesas de cemento ubicadas detrás del campo deportivo en construcción. Inspirado por su experiencia como entrenador de campeones nacionales y su deseo de contribuir a la comunidad, decidió darles un propósito educativo.

Ajedrez para todos: una pasión compartida
Ibáñez explicó que su idea nació al observar las mesas destinadas a juegos:
«Un día fui a la ciclovía municipal y vi las mesas de ajedrez. Entonces pensé en darles uso para la enseñanza del juego, ya que entrené a varios campeones nacionales en esta disciplina. Siempre he tenido ese impulso de servir a la comunidad, así que decidí aprovechar esas mesas para enseñar.»

Con gran entusiasmo, mencionó que la respuesta de la comunidad ha sido positiva, con varios inscritos en sus clases. Sin embargo, uno de los retos ha sido la falta de suficientes tableros de ajedrez para cubrir la demanda. Actualmente, organiza rifas con el objetivo de recaudar fondos para adquirir más materiales y asegurar que todos los participantes puedan jugar. Asimismo, invitó a quienes deseen colaborar con donaciones de tableros a sumarse a esta causa solidaria.

El objetivo: promover el «deporte ciencia»
Ibáñez enfatizó que su propósito es difundir el ajedrez en un país donde este deporte aún es considerado amateur:
«El objetivo es promover y difundir el deporte ciencia, para que más personas lo conozcan. En Paraguay, pocas personas viven de esto, pero tenemos un enorme potencial y talentos increíbles.»

Además, destacó logros recientes en categorías juveniles:
«El año pasado, en las categorías sub-14 y sub-11, Paraguay tuvo un desempeño sobresaliente. Tenemos jugadores como Arturo Cáceres, el maestro de ajedrez más joven de nuestra historia.»

Transformar la sociedad a través del voluntariado
Ibáñez cree firmemente en el impacto positivo del voluntariado:
«A través del voluntariado, no solo en ajedrez, podemos lograr grandes cambios en nuestra sociedad. Yo, como ajedrecista, dedico mi tiempo y esfuerzo para que más niños y jóvenes aprendan este deporte, que enseña a pensar antes de actuar.»

Un precedente inspirador
Recordó con orgullo su experiencia en la Escalinata de Antequera y Castro, en Asunción, donde el ajedrez ayudó a transformar ese espacio tradicional en un punto de encuentro positivo:
«El ajedrez puede cambiar vidas, porque enseña a reflexionar antes de dar un paso. Es una gran herramienta para fomentar el pensamiento crítico y evitar decisiones apresuradas.»

Con su dedicación, Rogelio Ibáñez no solo está enseñando ajedrez, sino también construyendo una comunidad más reflexiva y solidaria en San Lorenzo.