Pastora Concepción Céspedes fue una mujer paraguaya que, como muchas otras, participó activamente en la Guerra del Chaco (1932-1935), desempeñándose como enfermera durante el conflicto bélico entre Paraguay y Bolivia.
En medio de los horrores de la guerra, Pastora recibió una noticia devastadora: su hijo, Francisco Céspedes, quien servía como soldado, había caído en la batalla de Campo Jordán. Este trágico suceso marcó su vida profundamente, pues no tuvo la oportunidad de despedirse de él.
Incapaz de encontrar consuelo, Pastora solicitó a sus superiores permiso para trasladarse al lugar donde reposaban los restos de su hijo. Motivada por el deseo de honrar su memoria, se alistó como soldado y emprendió un viaje hacia Campo Jordán, donde comenzó una incansable búsqueda. Finalmente, logró localizar la sepultura de Francisco en Fortín Muñoz, actualmente conocido como Fortín General Díaz.
En un acto de amor y devoción sin igual, Pastora decidió quedarse junto a la tumba de su único hijo. Con determinación, construyó un modesto refugio y vivió allí, completamente sola, durante 24 años. Cada día rezaba frente a la cruz que marcaba la última morada de Francisco, acompañándolo simbólicamente en su descanso eterno.
El 9 de enero de 1959, Pastora fue encontrada sin vida, abrazada a la cruz de su hijo, cumpliendo así su promesa de no separarse de él nunca más. Su historia es un testimonio del amor de madre, un sentimiento tan grande e inquebrantable que trasciende el tiempo y las circunstancias.
Pastora Concepción Céspedes no solo es un ejemplo de fortaleza y entrega, sino también un símbolo de la valentía y el sacrificio que muchas mujeres paraguayas ofrecieron durante uno de los capítulos más duros de nuestra historia.
Obs: Efeméride: Diario Histórico del Paraguay 1451-2016