La canción “6 de Enero” es una conmovedora creación del sastre y poeta sanlorenzano Clementino Ocampos. Su letra, impregnada de tristeza y realidad, narra un episodio vivido el 5 de enero de 1945 en su taller de sastrería en Asunción. Ocampos, quien residió por varios años cerca de la escuela España en San Lorenzo, compuso esta obra tras experimentar la desolación de no poder cumplir con el deseo de su pequeña hija de tres años, Ramona Berlarmina, durante la festividad de Reyes Magos.
Ese día, el poeta esperaba ansioso en su taller que un cliente retirara un traje para recibir el pago y así comprar el regalo que tanto anhelaba su hija. Sin embargo, el cliente nunca llegó, y con ello, tampoco los recursos necesarios para cumplir su deseo. Al día siguiente, al despertar sin el esperado obsequio, la niña expresó entre lágrimas: “¡Qué malos son los Reyes, a mí no me trajeron nada!”
Esa exclamación marcó profundamente a Ocampos, quien transformó su impotencia y dolor en un poema escrito en jopará (una mezcla de guaraní y español). Más tarde, Martín Escalante lo musicalizó y, en 1957, lo grabó por primera vez, convirtiéndolo en un himno que acompaña la celebración de Reyes Magos en Paraguay.
Con el paso del tiempo, esta polca ha adquirido un significado especial. No solo es un reflejo de la sensibilidad de su autor, sino también un llamado a la solidaridad, inspirando actos de entrega de regalos a niños y niñas en situación de vulnerabilidad, especialmente en aquellos lugares donde los «camellos» no logran llegar.
Letra de la polca «6 de Enero»:
Era hermosa la mañana, era el día de Los Reyes,
las sonrisas infantiles mundopýre iñasáĩ
cada cual con el obsequio que el mago les hiciera
por ser bueno y obediente, vy’águi osapukái.
Mas un niño que era pobre, también bueno y obediente
al no serle obsequiado isymíme oporandu:
Por qué mamá querida los reyes del Oriente
no me hizo un regalito, ha entérope ogueru.
Yo mamita soy más bueno que Antonio y Andresito
y de muchos amiguitos añembo’ekuaaiteve;
qué malos son los reyes no me trajo ni un autito
comprámena mamíta, aipotánteko chave.
Así se queja el pobre sin cariño y sin halago
que su padre fue un tirano ni ndohecháiva chupe
y esa terrible orfandad no tiene sus reyes magos
que le haga un regalito el 6 de enero jave.