En 2024, la Municipalidad de San Lorenzo promulgó 27 ordenanzas vigentes. A simple vista, este número podría parecer alentador, dado que estas se suman a las numerosas normativas de años anteriores. Estas disposiciones, que abarcan temas como tránsito, medio ambiente, salud y ordenamiento territorial, tienen el potencial de transformar a «La Ciudad Universitaria» en un espacio más ordenado y con una mejor calidad de vida. Sin embargo, la realidad dista mucho de este ideal: la falta de cumplimiento de estas normas mantiene a San Lorenzo estancada en aspectos clave para su desarrollo.
Un vistazo a la página oficial de la Municipalidad revela una aparente incongruencia: mientras que la última ordenanza publicada es la Número 29, las ordenanzas 1 y 24 no están vigentes, lo que reduce el número real de normas aplicables a 27. Pero el problema no radica en la cantidad de disposiciones aprobadas, sino en su implementación y en la capacidad de la municipalidad para hacerlas cumplir. En sectores como el transporte interno de pasajeros, por ejemplo, las autoridades parecen “cerrar los ojos” ante conductas peligrosas, como carreras alocadas de buses en estado calamitoso y sin la habilitación correspondiente. Además, la falta de control en actividades como la fumigación de buses y locales comerciales, así como la proliferación de tragamonedas en lugares inapropiados, evidencia una preocupante ausencia de regulación.
Las ordenanzas como herramienta para el progreso
Las ordenanzas municipales no deben ser meras letras en un papel, sino verdaderos instrumentos de cambio. Por ejemplo, la Ordenanza 02/2024, que regula los locales de juegos de azar, podría controlar una actividad que, sin regulación, afecta el tejido social de la ciudad. La Ordenanza 17/2024, que establece un plan de ordenamiento territorial, podría ser el cimiento de un San Lorenzo más organizado y funcional, y otras no menos importantes como de medio ambiente y lo que se refiere a obras.
Sin embargo, estas normativas pierden su impacto si no se traducen en acciones concretas, y se produce lo contrario ya que perpetúa el caos que éstas buscan resolver. A esto se suma el flagelo de las coimas, una práctica que, según denuncias recurrentes, es especialmente común en sectores como el tránsito automotor y el control ambiental. Grandes industrias y comercios, por ejemplo, suelen pasar desapercibidos pese a sus impactos negativos, como la contaminación del aire y de cauces hídricos.
Una cuestión de voluntad
El cumplimiento de las ordenanzas no depende exclusivamente de la municipalidad. Aunque esta debe fortalecer los mecanismos de control y sensibilización, los ciudadanos también deben asumir su responsabilidad. No podemos aspirar a una ciudad ordenada si no respetamos sus reglas y, peor aún, si participamos en prácticas corruptas para eludir sanciones. Este es un esfuerzo conjunto que exige compromiso de ambas partes.
San Lorenzo tiene el potencial de convertirse en un modelo para otras ciudades del país. Sus recursos, su población joven y su posición estratégica le dan una ventaja única. Pero si las ordenanzas siguen siendo ignoradas, ese potencial seguirá desperdiciándose.
La promulgación de normas es solo el primer paso, pero resulta insuficiente si estas no se convierten en una realidad palpable. Es hora de que la Municipalidad de San Lorenzo y sus habitantes trabajen juntos para que las ordenanzas sean algo más que documentos archivados. El futuro de la ciudad depende de ello.
Para recalcar: Los ciudadanos deben denunciar cualquier intento de coima no solo en las redes sociales, sino mediante notas de denuncia que luego deben ser dados a conocer por los medios de información.
Obs: Todas las ordenanzas vigentes se pueden visualizar y descargar en https://ordenanzasmunicipales.sanlorenzopy.com/