Doña Eloísa: La Burrerita que Mantiene Viva una Tradición Paraguaya

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Doña Eloísa Acosta, de 67 años, comienza sus días antes del amanecer. Con dedicación inquebrantable, se levanta temprano para adquirir la tradicional chura (tripas de vaca), regresando a su hogar para lavarlas y prepararlas para la venta. Además, cuida de su esposo enfermo y prepara el desayuno antes de ensillar a «Valeria», su fiel burra, con quien recorre las calles de San Lorenzo ofreciendo su producto.

En su humilde casa en Reducto, Doña Eloísa nos recibió con calidez, compartiendo detalles de su historia. Este oficio, que combina esfuerzo y tradición, lo heredó de su madre, quien también fue burrerita. «Desde hace muchos años trabajo en esto, incluso antes de tener hijos. Mi mamá me llevaba con ella y así aprendí. Me gustó tanto que me hice de un burro propio y empecé a vender chura», relató con orgullo.

La Rutina de una Vida Dedicada al Trabajo

«Todos los días me levanto temprano para comprar mi mercadería. Luego vuelvo a casa, limpio las churas, preparo el desayuno para mi esposo, que está enfermo, y salgo con ‘Valeria’ a vender», explicó Doña Eloísa, reflejando el amor por su labor a pesar de los desafíos de la edad y la salud.

Es madre de uno de los directores más jóvenes del país

Lo que hace aún más destacable su historia es que Doña Eloísa es madre de nada más ni nada menos que de uno de los directores más jóvenes de escuela pública, Félix Acosta, quien es director de la Escuela Santa Teresita del Niño Jesús, quien le insiste constantemente en que deje de trabajar. «Mis hijos, especialmente Félix, me dicen que ya no hace falta que trabaje, pero yo les respondo que esto es lo que he hecho toda mi vida, y si lo dejo, me voy a enfermar y voy a morir más rápido. Esto me gusta, y mientras pueda, seguiré», afirmó con determinación.

Un Oficio que Resiste al Tiempo

Doña Eloísa también recordó el arduo trabajo de su esposo como carritero, oficio que tuvo que abandonar debido a su estado de salud. Ahora, bajo un tratamiento médico estricto, él depende del cuidado de la familia.

El Clima y la Venta de Chura

Curiosamente, los días de lluvia y frío incrementan las ventas de chura. «Solo cuando hay tormenta fuerte no salgo a vender. En días de lluvia y frío, la chura se vende mucho más rápido», comentó Doña Eloísa, destacando la demanda de su producto en condiciones climáticas adversas.

El Costo de una Tradición

La chura, que adquiere a G. 300.000 por el conjunto de una vaca, es una tradición culinaria que Doña Eloísa mantiene viva con esfuerzo y dedicación. Su historia es un testimonio de resiliencia y orgullo por un oficio que, aunque humilde, refleja la esencia trabajadora y solidaria del pueblo paraguayo.

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