Este jueves 17 de octubre, Texas planea ejecutar a Robert Roberson, un hombre autista de 56 años condenado por el asesinato de su hija de dos años, Nikki, en un caso que ha generado gran controversia. La condena se basó en el diagnóstico del síndrome del bebé sacudido, una afección que ha sido cada vez más cuestionada por la comunidad científica en los últimos años.
El síndrome del bebé sacudido se refiere a una forma de abuso infantil en la que se presume que un niño ha sufrido traumatismos graves o fatales tras ser violentamente sacudido. Aunque este diagnóstico surgió hace más de tres décadas y fue utilizado para muchas condenas, investigaciones recientes han puesto en duda su fiabilidad, y varios casos han sido revertidos.
El caso Roberson: ¿Un crimen o una trágica enfermedad?
Según el The New York Times, la defensa de Roberson sostiene que no hubo ningún crimen. Argumentan que la muerte de Nikki, en enero de 2002, fue causada por una combinación de neumonía y efectos adversos de un medicamento que estaba tomando. Días antes de su muerte, la niña había sido diagnosticada con una infección respiratoria y presentaba fiebre alta. Roberson afirma haberla encontrado inconsciente tras caerse de la cama.
A pesar de llevarla inmediatamente al hospital, Nikki falleció. Los médicos detectaron síntomas típicamente asociados con el síndrome del bebé sacudido: hemorragia subdural, hinchazón cerebral y hemorragias retinianas, signos que durante años se consideraron claves para detectar abuso infantil.
Sin embargo, organizaciones como el Centro para la Integridad en las Ciencias Forenses cuestionan esta interpretación. Kate Judson, representante de la organización, señala que ya no se acepta universalmente la relación directa entre estos síntomas y el abuso. Otros expertos médicos coinciden, destacando que podrían haber otras causas médicas que expliquen las lesiones, un punto clave que la defensa de Roberson ha enfatizado.
Un llamado por la clemencia
El caso de Roberson ha movilizado a un amplio grupo de defensores, incluyendo al novelista John Grisham y al detective Brian Wharton, quien en su momento llevó la investigación y ahora cree firmemente en la inocencia de Roberson. “Me atormenta haber participado en su arresto y condena”, confesó Wharton, quien hoy es pastor. Tanto él como otros activistas piden al gobernador de Texas, Greg Abbott, que detenga la ejecución.
Además, un grupo bipartidista de 86 legisladores de Texas ha solicitado clemencia para Roberson. Aunque Abbott ha sido un defensor de la pena de muerte, solo ha detenido una ejecución previamente, en 2018, lo que genera incertidumbre sobre si intervendrá en este caso.
El debate sobre el síndrome del bebé sacudido
Durante años, el diagnóstico del síndrome del bebé sacudido ha sido objeto de debate. Aunque la Academia Estadounidense de Pediatría sigue apoyando su validez, algunos médicos y defensores legales han comenzado a cuestionarlo, especialmente en casos antiguos.
Un análisis reciente, citado por NBC News, sugiere que no existen pruebas concluyentes de que el acto de sacudir a un bebé pueda causar las lesiones internas observadas en estos casos. Nuevos estudios indican que otras causas, como caídas o problemas médicos subyacentes, podrían ser responsables de dichas lesiones.
El Tribunal de Apelaciones Criminales de Texas, la corte penal más alta del estado, recientemente anuló una condena en un caso similar, señalando que el conocimiento médico ha evolucionado. Los abogados de Roberson presentaron una moción para que su caso se trate bajo el mismo criterio, ya que la evidencia científica es prácticamente idéntica. Sin embargo, los fiscales en su caso no han cambiado de postura.
Con la fecha de ejecución programada, el tiempo se agota para Robert Roberson. Sus abogados continúan luchando en los tribunales y apelando al gobernador Abbott para que intervenga, mientras que activistas, legisladores y el detective que lo arrestó claman por su liberación.
Fuente: infobae.com