Paraguay, con una actuación épica en Sajonia, revivió viejas hazañas al derrotar 1-0 a Brasil por la octava fecha de las Eliminatorias Sudamericanas, en lo que puede considerarse el despertar de un gigante dormido. Con un golazo de Diego Gómez, la Albirroja vuelve a soñar con el Mundial 2026.
La Selección Paraguaya de Fútbol consiguió una victoria crucial frente a Brasil, logrando 4 puntos en esta doble jornada de eliminatorias que la revitaliza con sangre joven y una identidad de juego que hace recordar a las grandes gestas del pasado. Bajo el liderazgo de Gustavo Alfaro, Paraguay se perfila nuevamente como un contendiente serio en el camino hacia la máxima cita del fútbol.
El partido. El equipo paraguayo comenzó con cautela, cediendo la iniciativa a Brasil y organizándose en defensa para esperar el momento oportuno de contraatacar. A los 19 minutos, tras un centro que la defensa brasileña despejó a medias, Diego Gómez controló el balón, engañó a su marcador y con un potente remate con el exterior del pie derecho sacudió el travesaño antes de que la pelota cruzara la línea, desatando la euforia en el estadio Defensores del Chaco.
El gol tempranero sacudió a la verdeamarela, que respondió rápidamente. Vinícius Júnior generó una jugada polémica al desplazar a Robert Rojas y rematar a portería, pero Junior Alonso despejó sobre la línea, evitando el empate.
Paraguay tuvo oportunidades de aumentar la ventaja, pero el exceso de individualismo de Julio Enciso frustró algunos ataques prometedores. El partido también dejó algunas preocupaciones, como la lesión de Omar Alderete tras un fuerte choque con Endrick, obligando al defensor a dejar el campo, y la amonestación de Diego Gómez, quien se perderá el próximo encuentro contra Ecuador.
El segundo tiempo. Brasil salió más agresivo tras el descanso, aprovechando algunas desconcentraciones de la Albirroja. Rodrygo y Luiz Henrique inquietaron con sendos remates, pero la defensa paraguaya, encabezada por un firme Gustavo Gómez, y la seguridad de Gatito Fernández bajo los tres palos, mantuvieron el cero en su arco.
Con el pasar de los minutos, la presión brasileña aumentó, y Paraguay, con un ataque extenuado, ya no encontraba los espacios para lastimar en contragolpe. Gustavo Alfaro reaccionó con cambios tácticos, incluyendo el ingreso de Alex Arce y Ramón Sosa, quienes refrescaron el ataque guaraní.
El partido vivió sus momentos más intensos en los minutos finales. A los 77’, Paraguay tuvo una gran oportunidad en una jugada a balón parado, cuando Bobadilla conectó un cabezazo que fue desviado al córner por un defensor brasileño. Los últimos instantes del encuentro fueron dramáticos, con un Brasil volcado al ataque y una Albirroja que defendía cada balón con el corazón, rememorando aquellas épocas en las que Paraguay era temido como un matagigantes sudamericano.
El pitazo final de Andrés Matonte desató una fiesta en todo Paraguay. Esta victoria no solo marca tres puntos de oro, sino que podría ser el punto de inflexión, el renacer de un equipo que sueña con volver a la élite del fútbol mundial. Con Gustavo Alfaro al mando, la Albirroja parece haber despertado y ahora mira con optimismo el horizonte rumbo a 2026.