Por: Daniel Vargas

En un acto de justicia que muchos han calificado como «salomónico», parte de la ciudadanía ha logrado imponerse frente a los intereses del oficialismo colorado en el caso del «Predio municipal – Bomberos de Reducto – Subseccional Colorada». Mientras algunos cercanos al partido gobernante afirmaban que la decisión de trasladar a los bomberos voluntarios a un terreno despoblado era una muestra de poder —un “aquí mandamos nosotros” sin disimulo—, lo cierto es que los verdaderos ganadores fueron los manifestantes, ciudadanos comprometidos con el bien común. Es que dicho predio NO será utilizado como local de una subseccional colorada.

La lucha comenzó ocho meses atrás, cuando se dió manija a un intento para que se adjudique parte del predio a la subseccional colorada que años atrás fuera abandonada (no me importa quien era el titular de dicha subseccional, pues aquí lo que importa es EL BIEN PÚBLICO). En lugar de ceder ante estas presiones políticas, la comunidad se movilizó con fuerza, y su voz fue escuchada. En este contexto, la concejala colorada Myrian Fernández, en un intento de congraciarse con sus correligionarios y poner por delante a su partido en vez del BIEN COMÚN, narró la historia de la mencionada malograda subseccional, como si se tratara de un tema de interés público. Por favor que alguien avise a esta señora que toda sesión de la Junta Municipal es momento sagrado para tratar temas de interés general.

El resultado fue claro. No solo quedó patente la división interna dentro del coloradismo en Reducto, con sectores enfrentados y dirigentes bomberos del partido en discordia, sino que se evidenció algo más significativo: la ciudadanía está cansada de que los bienes públicos se utilicen como moneda de cambio para intereses partidarios.

La comunidad habló, y habló alto. Cuando se conocieron las intenciones de regalar parte del predio a la ANR local, los ciudadanos no se quedaron callados. Se movilizaron, organizaron caravanas y protestas, incluso manifestándose frente a la casa del intendente Felipe Salomón. Este movimiento espontáneo y auténtico no solo frenó las intenciones de apropiación del predio, sino que demostró el poder de una ciudadanía unida en defensa del bien público.

A aquellos que desde el inicio pretendían adueñarse de esta porción de terreno les queda claro que fracasaron. No lograron lo que muchos políticos con poder creen que es su derecho: apropiarse de lo que es de todos. Y esa es la verdadera victoria.

En un país donde las instituciones a menudo sucumben ante los caprichos de los poderosos, las manifestaciones ciudadanas como esta son un soplo de aire fresco. La edil Myrian Fernández, en un gesto de desdén, acusó a los manifestantes de «luchar solo para figurar y luego postularse en elecciones». Pero, ¿y qué si lo hacen? ¿Acaso es necesario ser un adulador de algún líder partidario para tener derecho a postularse?

Desde este espacio, afirmo con rotundidad: ojalá aquellos ciudadanos que se levantaron contra los abusos del oficialismo puedan no solamente presentarse como candidatos, sino que lleguen a ocupar bancas en la Junta Municipal. Porque si algo ha quedado demostrado, es que muchos de los actuales concejales anteponen sus intereses partidarios al bienestar de los sanlorenzanos.

El triunfo ciudadano en este caso no solo resguarda un predio municipal; resguarda, sobre todo, la esperanza de que el bien común puede prevalecer sobre los intereses mezquinos de algunos sectores políticos.

Ojo que la lucha no terminó, porque en realidad la vigilancia de la ciudadanía respecto al bien común no cesará, al contrario cada vez habrá más ojos controlando el andar del ejecutivo y el legislativo municipal. Y si estos ciudadanos contralores se candidatan… MEJOR TODAVÍA!!