¿Qué pasó en la sesión re ordinaria del pasado miércoles? Pues salió a relucir la palabra “aplanadora”, que en el ambiente político (preferentemente) se usa para señalar a un grupo que hace mayoría y que en nombre de la democracia realiza cualquier tipo de atropellos al bien común.
Es decir, que se pasan por el forro la voluntad popular, la legalidad, la moral y el sentido común, y hacen lo que les da la gana con el dinero de todos. Una “aplanadora” política es una máquina de destruir y arrasar con todo lo que se le ponga por delante, sin dejar rastro ni huella. Una maravilla de la ingeniería y de la seudo democracia. 🙃
Resulta que en el tercer cielo del edificio de vidrio un concejal intentó que se posponga un dictamen que daba “vía libre” para aceptar un contrato con una empresa que llevará adelante reparaciones de tres instituciones educativas. ¿Qué tendría de malo eso? Pues resulta que el dictamen estaba lleno de errores, según denunció el edil (hasta con dibujitos como lo hace siempre). Pero de nada sirvió, ya que la aplanadora hizo su trabajo y aprobó el documento así con horrores y todo. Total, ¿qué más da si las escuelas se caen a pedazos o si el contrato es una estafa? Lo importante es seguir “aplanando”, pero “abultando” ciertos bolsillos.
Es en este tema donde el legislador local dijo que no se debería usar la “aplanadora” para aprobar, y que lo que propuso es que se corrija los errores en la posible contratación de la empresa y que luego se podrá aprobar sin problemas. ¡Qué ingenuo! ¿Acaso no sabe que la aplanadora no se detiene por nada ni por nadie? ¿Acaso no sabe que la aplanadora no tiene ojos ni oídos ni cerebro, pero sí bolsillos profundos?
A partir de esa palabra – aplanadora – un representante del pueblo que es colorado – apodado el chatarrero – se enojó y negó que en el tercer cielo del edificio de vidrio la existencia de ninguna “aplanadora”, y que, si se comprueba después que los errores señalados por su colega, seria ya problema del ejecutivo… traduciendo objetivamente, este concejal cree que ellos pueden aceptar cualquier barbaridad sin que ellos sean responsables. Entonces ¿para qué ganan 27 millones de guaraníes mensuales si es que esta “cotizada” gente no se hace responsable de sus actos como representantes del pueblo? ¿Para qué están ahí? ¿O definitivamente su trabajo es sólo “aplanar” a tambor batiente lo que incluso puede ir en contra de los intereses de los contribuyentes que son sus patrones?