Raramente, el concejal sanlorenzano Juan Manuel Añázco (ANR) llegó ayer de manera puntual a una sesión de la Junta Municipal de San Lorenzo. Y casualmente llega “a hora” el día en que se va de la Junta. Y se va, nada menos que para asumir una banca en la Cámara de Diputados de la Nación. Y digo esto porque la ciudad lo recordará como el único concejal que siempre llegaba tarde, generalmente hablando por su celular, y apenas haciendo algunos gestos a modo de saludo.
También se lo recordará porque durante aquellas sesiones –en las que asistía- se lo podía ver gesticulando y haciendo señas poco entendibles a… ¿algún concejal?, sin prestar la más mínima atención a los colegas que estaban en el uso de la palabra.
Además de su impuntualidad, el edil barcequillano –que tenía un grueso plantel de secretarios – era muy difícil de encontrar en sus oficinas del tercer piso de la Municipalidad, y quizás sea ése el motivo por el cual su carpeta de minutas y proyectos sea la más “flaca” y la más intrascendente de este período de gobierno, y quizás de varios períodos anteriores.
Pese a su escasa participación en las sesiones, y a su paupérrimo aporte en los debates, el concejal figuraba como vicepresidente de la honorable junta, y hasta llegó a presidir la misma en alguna ausencia del presidente Hernán Lidio Domínguez Ferrás, ocasión más que suficiente para constatar su poca capacidad de expresión.
No obstante, en 19 meses el flamante diputado nacional le costó aproximadamente 550 millones de guaraníes a los contribuyentes de San Lorenzo, millonaria cifra que cobró entre dietas y gastos de representación. Pese a sus promesas electorales de “progreso”, “trabajo” y “desarrollo”, todo el trabajo que hizo como concejal fue solicitar algunas lomadas, el bacheo de algunas calles de su barrio y la limpieza de algunos predios con malezas. Su “mejor proyecto» fue el de convertir la “peatonal San Lorenzo” frente a la Municipalidad en un espacio cultural, idea que ya se había propuesto y aprobado por otros concejales de gobiernos anteriores, pero que el “vicepresidente de la Junta” no sabía o simplemente plagió una norma municipal ya existente. Incluso en este caso, ni siquiera tomó la iniciativa para llevar adelante “su” proyecto, sino que le tiró el fardo a la Dirección de Cultura Municipal.
De su participación en las sesiones quedará un recuerdo muy pobre y borroso, y no solo por sus llegadas tardías, su permanente uso del teléfono durante las sesiones, sino por su notorio desconocimiento de las leyes vigentes y las ordenanzas municipales de San Lorenzo. Pero todo eso se olvidará pronto, y quizás ni siquiera sea parte de la historia futura de la ciudad, teniendo en cuenta la pobreza, la falta de datos y la superficialidad de las actas de las sesiones de la Junta Municipal.
Un nutrido grupo de “fans” se reunieron en la mañana de ayer miércoles frente a la oficina del mentado ex vicepresidente de la Junta para “felicitar y apoyar al líder” –y de paso ver la posibilidad de conseguir alguna changa en el parlamento, aunque sea de mozo o lustrabotas-. Llamativamente, “Juanma” estuvo en su oficina después de mucho tiempo, y no la ha desocupado pese a los reclamos que –dicen- hizo el nuevo concejal municipal don Brígido Núñez, en los pasillos, luego de jurar ante la “honorable” corporación.
Dos preguntas nos carcomen el cerebro:
1. ¿Qué proyectos llevará ante el Parlamento Nacional el diputado Añásco, siendo que como concejal debe ser considerado como “aplazado”?
2. Qué minutas y proyectos presentará ante la Junta Municipal el “nuevo” concejal Núñez, de quién se sabe que es socio y amigo del ex intendente y actual concejal… Alcibíades Quiñones.
Habrá que rezarle más seguido, y con más fe a nuestro santo patrono San Lorenzo, a ver si se produce un milagro.
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