Por: Fabio Centurión
La crisis que afrontamos recientemente moldeó en gran proporción el contexto en el que nos situábamos, dándonos la visualización panorámica de lo que estaba aconteciendo en un formato más real y crítico, la pandemia no perdonó vidas, pero tampoco contábamos con políticas públicas capaces de preservarlas, nos enfrentábamos a algo nuevo, pero con las mismas temáticas y resultantes que desde hace décadas nos venían azotando, las fórmulas de la ineficiencia y la ineficacia, por ello, no solo es necesario un golpe de timón, sino una serie de profundas modificaciones en las cabinas de aquellos tripulantes que enviciados por los lujos y afanados por los poderes dejaron a la embarcación restante a la deriva del naufragio.
Todos tenemos bien claro lo que Paraguay le puede ofrecer al mundo, pero que también quede claro lo que Los Paraguayos merecen recibir en su propia tierra, el seguro y fructífero desenvolvimiento en los espacios, el digno y apropiado acceso a herramientas y recursos, garantías jurídicas veraces, una corrupción sometida y una impunidad desintegrada ante una justicia honesta.
El País necesita desarrollarse con el mismo potencial que crece, más que necesario, es urgente incrementar los fondos educativos y académicos apostando al cuidado de la primera infancia, la guía a la niñez y adolescencia y el respaldo a la juventud. Es propicio atraer inversiones extranjeras al igual que apoyar las inversiones nacionales como potenciales generadores de empleos ajustados a obligaciones comprensibles y derechos dignos. La tecnología y la ciencia deben trazarse como los conductores del avance. La economía precisa un equitativo y óptimo sistema tributario con un enfoque intenso a la reducción de gastos innecesarios, el bajo mantenimiento de la deuda pública y la correcta distribución de los recursos. El comercio requiere la sostenible industrialización de las materias primas además de la diversificación de las mismas en los mercados en los que busquemos obtener certificaciones de calidad como competentes y capaces. Un Plan Serio de Política Exterior que nos otorgue el carácter suficiente para trazar nuestra propia ruta diplomática sin ser dependientes de las tendencias o imposiciones con el honor de obtener los mejores resultados y las mejores ganancias de nuestros tratados. Una seguridad preventiva que otorgue a los ciudadanos la tranquilidad y satisfacción de la vivencia. Amplias reformas jurídicas prácticas que terminen enmarcando lo correcto y apropiado, desde lo constitucional hasta lo resolutivo y procesal con énfasis en un sistema objetivo que controle el sector público, que regule el sector privado y que verifique las actividades entre ambas partes. La promoción del máximo desarrollo de nuestra energía eléctrica, siendo clave y eje de prosperidad para los próximos años.
El sufragio es una fiesta democrática que a la larga no debe convertirse en penuria, este domingo 30 de abril se genera un nuevo hito histórico, y los causantes del punto de inflexión que se genere somos nosotros, quienes salgamos a votar, no solo es pintar el dedo, es manchar la democracia o resaltar la República que anhelemos. Nuestro papel ciudadano, nuestro protagonismo cívico, las fórmulas de una historia bien vivida y bien contada o un cuento de ficción tormentoso y esperanzado.
@FabioCenturion_