La alteración del olfato puede deberse a diferentes etiologías, pero actualmente se presentan con más regularidad debido al Covid-19, según explicó la Dra. Alicia Benítez, Fellow de Rinosinusología, de la Cátedra y Servicio de Otorrinolaringología de la FCM-UNA. En casos de covid esto aparece en los primeros días de la enfermedad, siendo a veces el primer e incluso único síntoma del virus.
Esta pérdida del olfato causada por el SARS-CoV-2 y otras afecciones respiratorias es súbita, teniendo en cuenta que la persona puede percibir aromas durante la mañana y en horas deja de hacerlo abruptamente.
La especialista mencionó que se cree que la pérdida de olfato se debe a que el virus SARS-CoV-2 se une al receptor ACE2 presente en varias células del cuerpo. En el caso del olfato, en las células basales del epitelio olfatorio. «El epitelio olfatorio es un grupo de células (neuronas) especializadas en percibir los aromas y se encuentran en el «techo» de la nariz. Estas células son las afectadas por la infección viral, lo cual produce una inflamación y daño a nivel del epitelio que altera su funcionamiento y produce la pérdida del olfato».
La inflamación puede ser transitoria y los pacientes recuperan el olfato en días o semanas, o en otros casos, puede producir un daño mayor, con lo cual el paciente presenta una alteración de meses. «Otra situación posible es que el paciente recupere el olfato, pero luego de aproximadamente 2 meses, presente distorsiones olfatorias, llamadas parosmias, donde el paciente percibe el olor, pero alterado (la carne, huevo, pollo sabe a podrido, o el café a quemado) Esto puede deberse al tipo de daño a nivel celular. Si la alteración persiste más de un mes o no se recupera totalmente o se presenta parosmia, se debe consultar con un especialista»
Tratamiento
El tratamiento consiste principalmente en re-entrenar las neuronas olfatorias, con la técnica que se llama entrenamiento olfatorio. Consiste en estimular las neuronas olfatorias con aceites esenciales que abarcan las familias olfatorias (básicamente un aroma cítrico, un floral, uno picante y uno resinoso). La frecuencia y duración del entrenamiento olfatorio se indican según el caso del paciente.
El gusto es básicamente lo que conocemos como salado, dulce, ácido, amargo y umami (sabor de algunas proteínas y quesos) El sabor en una mezcla de 80% olor y 20% gusto, por eso, cuando hay una alteración del olfato, podemos sentir el gusto (si es salado, dulce, etc) pero no el sabor (los alimentos no son sabrosos, saben todos igual, no puedo diferenciar una naranja de un pomelo, ambos ácidos en gusto, pero con diferente sabor). Al recuperar el olfato, el sabor se va recuperando paulatinamente. Si bien el gusto puede verse afectado, es menos frecuente que la alteración del sabor, ya que el olfato se daña en mayor proporción.
Fuente: Dpto. de Comunicación Social de la FCM-UNA