Las várices son totalmente tratables y pueden desaparecer si la persona afectada acude a tiempo a la consulta, donde el especialista le indicará la mejor opción de tratamiento. En caso contrario, pueden presentarse varias complicaciones siendo la más temida la trombosis venosa profunda.
El Prof. Dr. Jorge Flores, PhD, especialista del Departamento de Cirugía Vascular y Flebología del Hospital de Clínicas de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Asunción, explicó que la predisposición para padecer de várices es de origen genético. No es como se cree que se da por pisar el piso frío con los pies calientes o por usar zapatillas de goma y otros.
Los pacientes no nacen con várices, sino con la pared de sus venas débiles, que es un rasgo genético hereditario. Consecuentemente, al enfrentarse a situaciones de la vida como sobrepeso, vida sedentaria, embarazos, estar mucho tiempo parados, anticonceptivos, o las altas temperaturas de nuestro verano; las venas con paredes débiles comienzan a fallar en su función, que es llevar la sangre hacia arriba, al corazón.
Explicó que una vena que es sana en los miembros inferiores, aunque el paciente este parado o sentado por mucho tiempo, de igual manera va a poder transportar la sangre para arriba. Sin embargo, en aquellos que presentan venas débiles, las posturas de pie prolongadas hacen que las venas afectadas fallen en su función, entonces la sangre comienza a acumularse dentro de ellas y las venas como consecuencia se dilatarán.
La dilatación de las venas en principio es una cuestión estética, es decir son feas a la vista. Con el correrde los añosvan aumentando su volumen lentamente, hasta llegar a un punto en el que el paciente tiene un gran volumen de sangre acumulada en las várices y desarrollan manifestaciones como dolor, pesadez, cansancio, calambres, hinchazón, picazón, ardor.
Si no se tratan a tiempo van convirtiéndose en venas de gran volumen que sobresalen de las piernas y pueden tener complicaciones ya más graves. Una de ellas se da, atendiendo a que la pared de las venas tiene un límite para tensarse, cuando se supera este límite y se rompe la pared, hay sangrados. Si esto ocurre bajo de la piel se forman moretones, si sangran hacia afuera puede haber hemorragias.
En esta última situación, el paciente acude a la consulta de urgencia sangrando, refiriendo que reventaron sus várices. Esto puede ser grave sobre todo en ancianos, en aquellos con insuficiencia cardíaca o con enfermedades de base, debido a que, por su condición, presentan poca resistencia a una hemorragia que incluso podría llevar a la muerte.
La trombosis, la más temida
Una de las complicaciones más temidas es la trombosis. La sangre, al no poder circular normalmente dentro de las venas varicosas, puede llegar a formar coágulos. Esto se manifiesta como una hinchazón de la pierna afectada, desarrollada de un día para otro, produciendo incomodidad en el paciente, no particularmente como dolor, y por eso algunos no acuden a la consulta.
“Incluso algunos pacientes al desconocer su cuadro se hacen masajes en sus piernas y esto es aún peor, porque están comprimiendo el sitio donde se desarrollaron coágulos y los mismos podrían soltarse y ascender por la circulación hasta los pulmones. Si un paciente que tienen trombosis en las venas de los miembros inferiores camina normalmente, los coágulos podrían también desprenderse e ir a los pulmones. Es lo que se denomina “embolia pulmonar”, resaltó el Prof. Dr. Jorge Flores, PhD.
Añadió que la embolia pulmonar es de lo más grave, porque puede llevar a la muerte del paciente. “Cuando inspiramos el aire, el oxígeno que está contenido en el aire por medio de los pulmones pasa a la sangre, y si los pulmones están llenos de coágulos, no puede ocurrir el fenómeno de la oxigenación de la sangre; esto puede llevar a la muerte de manera brusca”, acotó.
Los pacientes portadores de várices cuando se enfrentan a ciertas enfermedades que predisponen a la formación de coágulos, como el Covid, son candidatos a desarrollar una embolia pulmonar y por ende fallecer.
Tratamiento
Las várices son totalmente tratables y pueden desaparecer si la persona afectada acude a tiempo a la consulta, resaltó el Prof. Dr. Jorge Flores, PhD, especialista del Departamento de Cirugía Vascular y Flebología del Hospital de Clínicas de la FCM. El paciente debe acudir a consultar a la Torre de Consultorios del Hospital de Clínicas, de lunes a viernes (por agendamiento telefónico), donde será atendido por cirujanos vasculares y flebólogos, quienes de acuerdo a su criterio determinarán el tratamiento a seguir.
El tratamiento para las várices más pequeñas, que se llaman arañitas porque son rojizas y con aspecto de patas de araña, son las inyecciones esclerosantes con una droga que se llama polidocanol. La aplicación se realiza con una aguja tan fina como la trompa de un moquito, que permite cerrar esas venas. Cada sesión dura entre 30 y 40 minutos.
Dicho tratamiento es ambulatorio y depende de la cantidad de arañitas que presente el paciente para hacerse una o más sesiones, y tras la aplicación del medicamento la persona no necesita descansar, aunque precisará compresión con vendas elásticas por algunas horas. La otra opción de tratamiento de las arañitas es el láser, pero la inyección es más efectiva, destacó.
Luego del mismo, los pacientes pueden conducir, andar en bus o trabajar de manera sedentaria, siendo las únicas contraindicaciones correr, saltar, bailar e ir al gimnasio ese día. Al día siguiente reanudarán su vida normal.
El tratamiento de las várices más grandes es quirúrgico. Para determinar si un paciente va a requerir inyecciones o necesitará una intervención quirúrgica que podría ser convencional o láser, es necesario que se realice previamente una ecografía Doppler color de las venas de los miembros inferiores.
La cirugía del tipo convencional se practica en el Hospital de Clínicas de la UNA y consiste en extirpar las venas varicosas del miembro afectado. En la cirugía por láser lo que se realiza es cauterizar (quemar) la vena mediante la introducción de una fibra dentro de la misma, pero respetando los tejidos que le rodean.
La cirugía láser es prácticamente indolora, de manera que si el paciente no comete excesos su calidad de vida en el post operatorio es óptima y es más, si desempeña una actividad sedentaria como trabajar en una oficina, ya puede trabajar al día siguiente de su intervención. En tanto, la recuperación de la cirugía convencional requiere de reposo por varios días por el dolor que pueden producirle sus heridas.
Recomendó utilizar compresión de sus miembros inferiores por medio de medias elásticas, a aquellas personas con predisposición genética y que por su oficio inevitablemente deben permanecer parados por largas horas. Estos pueden ser agentes policiales, cirujanos, peluqueras y vendedores de mostrador, entre otros.
Fuente: Dpto. de Comunicación del Hospital de Clínicas