Como nadie quiere responder, y como los responsables directos del dinero público aplican su LEY DEL ÑEMBOTAVY: a nosotros –quienes queremos saber la verdad-solo nos queda recurrir a la ley de información pública.
Solo bajo la amenaza inminente de una denuncia judicial y a fuerza de pedidos de información pública van apareciendo (a cuentagotas) documentos que hablan del irresponsable manejo de más de TRES MIL MILLONES DE GUARANÍES…
¿De qué estamos hablando ahora? Del enorme dineral que le costó al pueblo sanlorenzano la construcción del pabellón de contingencia respiratoria.
Desde nuestra página hemos venido señalando –hace tiempo- varios detalles sospechosos que, hasta hoy en día, ninguna de las autoridades municipales puede o se quiere explicar. En este artículo informamos sobre otra sospechosa entrega del dinero de los contribuyentes sanlorenzanos que también habría sido malversado con el pretexto “urgente” del Covid-19.
Supuesto pago a destiempo.
Para empezar, debemos acotar que el supuesto pago al fiscalizador contratado por el Consejo Local de Salud (CLS), fue a destiempo, ya que, por un lado, la recepción definitiva de la obra se realizó el 16 de agosto de 2021, pero el pedido para que el ejecutivo municipal transfiera los cien millones de guaraníes para pago de honorario al fiscalizador fue recién el 1 de septiembre de ese año.
¿Pidieron la plata para pagar algo que ya estaba pagado hacía dos semanas?
¿Se acordaron del gasto de fiscalización quince días después de la certificación final y de la inauguración de la obra? Por supuesto que tal cosa es impensable.
Proceso minado de dudas.
1. El Consejo Local de Salud pretende hacernos creer que “se les olvidó” incluir el pago al fiscalizador que ya había sido contratado (ver Resolución Nº 427 de la Junta Municipal). Si bien dentro del famoso contrato que nos costó 3 mil millones a los sanlorenzanos, no aparece siquiera mención alguna referente a gastos por fiscalización de la referida obra, había sido que los muchachos –igual nomás- contrataron a un sospechoso fiscalizador.
Y al decir sospechoso, nos referimos a algo que aparece como repentino, inesperado o improvisado. Si (para empezar) en el millonario contrato no hay mención alguna, o rubro para el pago de dicho fiscalizador, entonces ¿De dónde salió la repentina idea de ese servicio? ¿Quién estableció que debía pagarse semejante monto de dinero a una persona? ¿Con qué criterios técnicos se seleccionó al supuesto fiscalizador y se estableció un multimillonario pago por un servicio que no tiene nada de claro? ¿Acaso fue un improvisado arreglo de palabras?. (ver imagen de contrato más arriba)
2. Llama la atención que entre el Consejo de Salud y la Junta Municipal (liderada en ese tiempo por el liberal Osvaldo Gómez) aseguraron que olvidaron incluir los honorarios para el fiscalizador: sin embargo, aparece un contrato entre el Consejo y el fiscalizador con fecha 7 de mayo 2021 (12 días antes del inicio de las obras).
Nadie parece saber nada de ese contrato sino hasta muchos meses después cuando los muchachos se acuerdan de repente que hay que pagarle “al arquitecto Chansin”. Y se acordaron recién después de gastar (bien gastados) los 3 mil millones que el Consejo de Salud, y la Junta Municipal tenían estrictamente presupuestado para hacer el famoso “Pabellón de Contingencia”. Suena irónico el término “contingencia” cuando nadie se contenía en gastar locamente el dinero público.
3. Se torna evidente y notorio el hecho de que varias personas –responsables del dinero público- mintieron descaradamente en sus informes y a la luz de la documentación existente, ya que existen cuatro facturas (ver en imagen) donde se comprueba que el fiscalizador arquitecto Yamil Chansin ya habría recibido sus honorarios (total o parcialmente) cuando apenas se estaba construyendo el famoso pabellón. Incluso “el confiable fiscalizador” ya habría cobrado mientras los obreros empezaban a descargar los materiales, cuando todavía no había una sola pared: a los tres días del inicio de las obras.
¿Qué se estaba fiscalizando: el tereré de los albañiles?
Lo cierto y lo concreto es que Chansim recibió G. 40 millones entre el 27 de mayo y el 16 de agosto, este último día donde el profesional firmó la recepción definitiva de la obra. Y recién dos meses después (15 de octubre) expide una factura por valor de G. 60 millones de guaraníes. (Al señor fiscalizador le tomó 3 días cobrar, pero le llevó 60 días llenar una simple factura).
Más incertidumbre.
Durante toda la sesión donde los concejales decidieron entregar cien millones de guaraníes – por encima de los G. 3 mil millones que ya se había gastado – hábilmente evitaron siquiera mencionar la nueva suma de dinero que sería girada a los amigos del Consejo de Salud. A la rara parquedad de ciertos ediles –normalmente muy charlatanes- hay que agregar la prisa por aprobar todo. Es notoria la prisa y la preocupación de los honorables contralores municipales por formalizar el mero trámite sin hablar de más. Las miradas, los gestos y la atmosfera de nerviosismo es patente e innegable. Se estaba haciendo una jugada arriesgada, aunque muy rentable.
Link desde el 18:34 al 22:00 minutos Alguien pregunta por el monto, pero titubean y evitan dar el monto que se pide
Link desde el 2:00 al 2:22 minutos : Finalmente aprobaron sin decir monto
Viendo detenidamente la evidencia filmada, quedamos –otra vez- con serias dudas respecto a la honorabilidad de las personas involucradas en esta rara historia. Dudamos de los miembros del Consejo y dudamos también de los concejales que aprobaron la entrega del dinero público.
- La resolución 427 señala con precisión que: “La Junta Municipal, autoriza al Ejecutivo Municipal la transferencia al Consejo Local de Salud de San Lorenzo, para pago de fiscalización de obras del “Pabellón de Contingencia”, cuyo monto asciende a G. 100.000.000 (cien millones), no previsto en el llamado de la licitación pública Nº 1 Pabellón de Contingencia Respiratoria Hospital General de San Lorenzo. (Dada el 1 de setiembre).
- Sin embargo, como hemos demostrado, existen facturas cobradas por un total de G. 40 millones mucho antes de dicha resolución.
- ¿Acaso Yamil cobró realmente G.140.000.000?, o ¿Algunos quedaron con gran parte del vuelto?
- ¿Tan oneroso es el trabajo de fiscalización de una obra nada compleja como la del pabellón?
- ¿Impidió la millonaria fiscalización que las proyectadas camas de terapia intensiva terminaran siendo simples camas comunes y corrientes (y baratas)?
La gente lo llama “Pabellón de la delincuencia”
Si existe desconfianza respecto al manejo de los 3.100 millones de guaraníes que finalmente costó al pueblo sanlorenzano el pabellón de contingencia, es por la absoluta falta de transparencia que fue demostrada por la Junta Municipal y por el Consejo de Salud local. Antes que autoridades públicas abiertas a demostrar claramente una “gran obra”, se mostraron desde el principio como marginales que tenían entre manos algo sucio que esconder. Y siguen en esa actitud, pese a que se les está sacando la información a cuentagotas con la fuerza de la ley.
A la vista de los documentos respaldatorios que han ido apareciendo (y que publicamos en este artículo) todo el proceso de construcción del tan mentado Pabellón de Contingencia, en especial su exagerado costo, está minado de dudas e inconsistencias.
Bajo el lamentable mandato de la Junta Municipal saliente y de los integrantes del Consejo de Salud que estaban en funciones hasta fines del 2021, lo único que se le mostraba al pueblo eran fotos de falsa propaganda, aplausos, y una tenebrosa oscuridad sobre todo lo que fuera información financiera veraz.
Lo que se hizo está a la vista. Los documentos hablan y empieza a destaparse lo que podría ser otro enorme fraude hecho contra nuestra ciudad.
Pero todavía hay más para mostrar. Mucho más.
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