Ante el interminable suplicio de los vecinos de media ciudad de San Lorenzo – y varias comunidades vecinas-, causado por el torpísimo avance de las obras de la Avenida de la Victoria, los integrantes de la Junta Municipal decidieron aprovechar la incapacidad ajena para llevar agua a su molino.
No hace falta describir la notoria incapacidad técnica de la empresa contratada por el señor Ministro de Obras Públicas, y la obvia testarudez del propio ministro en mantener dicha obra a paso de caracol por motivos que serían difíciles de entender hasta para el sicólogo privado del señor Wiens.
Todos los vecinos de la zona ya conocen ese problema en carne propia, y están podridos de soportar todos los perjuicios que les son causados día a día y que nadie va a resarcirles.
No obstante, y a pesar del hecho indiscutible que la Municipalidad es –en palabras de la propia Ley- “la comunidad de vecinos con gobierno propio”, y que “el territorio de su gobierno es la propia ciudad”, y que también, “las municipalidades son autónomas y autárquicas”, -a pesar de todo eso- resulta que las trece autoridades de la ciudad: un intendente y doce concejales, no tienen los órganos necesarios (léase testículos u ovarios), para defender con firmeza, previsión y conocimiento de causa los derechos que por voto le fueron confiados por la ciudadanía.
Ahora los señores concejales pretenden hacernos creer que el MOPC es el inútil, y que la empresa no sirve, y que ellos son la mismísima liga de la justicia que va a usar sus superpoderes para que la avenida de la victoria se arregle en un pif-paf.
¡Bola! ¡No es cierto! Los doce calienta sillas del tercer piso debieron haber previsto esta situación antes de que el primer obrero empezara a romper el asfalto con su mazo. Debieron haber revisado cada plano proyectado, debieron haber visitado la empresa adjudicada antes de que la obra empezara para ver y verificar – con sus lindos ojitos llenos de sabiduría- a quién demonios se le estaba dando permiso de romper media ciudad.
Reclaman –los señores concejales- que no se hicieron los caminos alternativos para desviar correctamente el tráfico sin atascarlo. Y yo les pregunto: ¿Por qué dejaron que rompieran la avenida si aún no habían sido hechos los caminos alternativos? ¿No tuvieron tiempo para ir a plantarse en el inicio de la obra a ver qué carajos se estaba haciendo en SU CIUDAD? Porque cada concejal tiene una larga lista de funcionarios, asesores, planilleros, técnicos, abogados, etc, que se pasan el día dentro de las oficinas (algunos ni asisten, luego) y de ese montón de mantenidos ¿No podían destacar dos o tres personas para monitorear al momento lo que se estaba haciendo?
Ahora se sacan fotos en medio de los caños y los cascotes como diciendo “aquí estoy San Lorenzo, he venido a salvarte…” ¡Bola! Si no fuera época electoral, ni siquiera estarían allí.
El intendente de la ciudad –alguien que entró como concejal por listas sábanas y que llegó a lord mayor por transa política- ni siquiera aparece en la foto. ¿Por qué? Porque está luego enemistado con sus doce contralores: con algunos porque le sacan los trapitos al sol y con otros por problemas políticos. Y como está pichado prefiere quedarse en su casa: es más importante su novela personal que el sufrimiento de miles de familias sanlorenzanas atascadas en medio de interminables zanjas y cascotes. Una real antología de la estupidez.
A este tipo de show mediáticos el presidente de la Junta Municipal le llama “reunión tripartita”. Y uno se pregunta dónde están las tres partes, porque la cosa es mucho más simple: la ciudad está atascada y nadie hace nada. Quizás el término “tripartito” sea entendido mejor por los afectados que ya están hasta las tripas de hartos quilombos para arreglar una sola avenida.
En internet podemos ver videos de países donde un puente viaducto se construye en un día –mientras que en Paraguay eso lleva más de un año-. Encima, aquellos los hacen bien, y los de acá… Quizás sea porque en aquellos países los que hacen obras son ingenieros y técnicos, no gente improvisada y falta de interés.
Y digo esto porque basta con ver a los presentes en la reunión tripartita, para entender que los que “están salvando al pueblo” no tienen la más peregrina idea de lo que es una escuadra, un nivel o una plomada. Algunos de los presentes con conocimiento del derecho, otros con conocimientos contables… ni un ingeniero, ningún técnico por parte de la municipalidad. ¿No hay ninguno entre tantos asesores que tienen en sus nóminas?
El único que –aparentemente- es experto en el tema, es el representante de la empresa caracol… quien obviamente, ante tanta gente improvisada, puede argumentar cualquier cosa y nadie le va a refutar ni a cuestionar, porque no entienden del tema.
Finalmente pregunto, como sanlorenzano: ¿Dónde estoy yo y mis vecinos en esa foto? ¿por qué no podemos preguntar y cuestionar a quienes han convertido a nuestra calle en un interminable desfiladero? Porque sobre esta avenida estamos varios graduados de colegios técnicos, de carreras universitarias como ingeniería y arquitectura. De hecho, una simple maestra de escuela o profesora secundaria –de las muchas que viven en la zona- está mejor preparada para defender la postura de los vecinos que los artistas de la foto.
Entiendo que el verdadero interés del pueblo no tiene cabida real en medio del egoísmo, la soberbia y la estupidez de los políticos: lo hemos visto con el “metrobus” cartista y ahora lo volvemos a ver con la “victoria” marista (sin recordar ciertos puentes peatonales que son la vergüenza del país).
Si queremos tener calles y avenidas, si queremos tener desagües, si queremos acabar con los raudales y con las mentiras… pongamos gente útil y trabajadora en nuestro municipio y dejemos de andar detrás del show de los payasos de siempre.
Carlos III