Mbeguemi online: Pescadores de raudal

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Ten cuidado con lo que deseas

Jodida se puso la cosa en San Lorenzo. Resulta que los sinverguenzas que sabemos estaban muy felices con las lluvias, porque cada vez que llovía se producían nuevos baches. Y con cada bache que aparecía, ellos hacían desaparecer plata.

Y mientras la ciudad se llenaba de cráteres y pozos… ellos se llenaban los bolsillos.

Como la plata dulce le encanta a los bandidos, kiñokis & asociados se la pasaban deseando y rogando por lluvias y raudales. Y parece que el deseo se les cumplió porque empezó a llover y a llover… y ya no paró más. Y no solo llovió en San Lorenzo, la tormenta fue tan grande que todo el Paraguay se llenó de agua.

No sabemos si fue castigo del cielo o venganza de la naturaleza, pero las lluvias se llevaron hasta las rutas de maurito. Rutas, puentes, casas… todo se lo llevaba el agua

En San Lorenzo la cosa se puso fea: llovía tanto que hasta el negocio de los baches se tuvo que suspender por mal tiempo. ¡Que pucha! Se les fue la mano a los muchachos.  

Los mercaderes de la necesidad

Pero kiñokis & asociados son bandidos muy laboriosos. Si un curro no funciona, inventan otro. Y justo en esos días apareció el asunto de los kits de alimentos… ¡Excelente idea! Con el tema de las inundaciones, los sinverguenzas del palacete consiguieron de todo: colchones, víveres, carpas, chapas, eré eréa.

Muchísimas cosas llegaron a San Lorenzo, y todito se guardó para “ayuda social”. Mientras la gente se cagaba de hambre en los barrios, los muchachos juntaban comida. Mientras la gente perdía todos sus bienes en los raudales, los muchachos recibían camiones llenos de mercaderías. Mientras la gente dormía en el barro, los muchachos recibían colchones. (Todo aquello comprado con el dinero del pueblo paraguayo).

Hasta que de pronto se corrió la voz: ¡Hay que anotarse en el tinglado para recibir víveres y colchones! Y la gente corrió a anotarse: pero en vez de darles comida y abrigo, les pidieron que dejen sus fotocopias de cédulas y vuelvan al día siguiente.

Justo ese día, en el tercer piso, estaban reunidos los 9 acolitos de la $anta Aplanadora.

Los pobres vecinos, mojados y con hambre… muchos con sus criaturas en brazos entregaron sus fotocopias de cédulas. Y, a pesar de las montañas de mercadería que se amontonaban detrás de las rejas (y de los guardias) la multitud tuvo que volver a sus casas con las manos vacías. La mayoría… con los estómagos vacíos.

Esa noche muchas familias no pudieron dormir porque los más chiquitos tenían hambre, y no les quedaba ni siquiera un rincón seco donde acostarse.

Pero no eran los únicos que no dormían: a pocos metros de la catedral había mucha actividad. Como si fuera un ejército de Ysau los sinverguenzas de siempre aproveban la oscuridad de la madrugada para acarrear toda la “ayuda social” con destino desconocido.

Explota la mentira

Al día siguiente -jueves-, las personas empezaron a reunirse bien temprano. La necesidad, el desamparo, los traían de sus hogares en ruinas. Vinieron a formar fila para retirar lo que les habían prometido, pero ¡Oh sorpresa! detrás de las rejas ya no había montañas de víveres.

Los colchones no existian, la comida tampoco: todo aquello había sido un espejismo. Peor aún… tampoco se sabía qué había pasado con las cédulas de las personas.

¡Vuelvan mañana! fue la respuesta de cierta directora quien parecía más preocupada por ganar tiempo que por el “bienestar social” de los sanlorenzanos.

Pero era tan grande la mentira que a pesar de ser cómplice de todo lo que pasaba ¡apenas podía hablar de la vergüenza!  

Y grande fue, también, el error de aquellos ysau de dos patas que creyeron que la oscuridad cubriría sus fechorías… porque el pueblo tiene ojos en todas partes, y el pueblo no se calla. Y la gente empezó a enterarse de ciertas cosas que no debía saber.

¿Ayuda social o ayuda política?

Resultó que los víveres y colchones que desaparecieron de la municipalidad, habrían aparecido milagrosamente en los depósitos de una muy conocida cooperativa.

Resultó también que ciertos politiquillos, llevaban ayuda a sus leales correlís… ayuda que “ellos estaban comprando” pero que, curiosamente, tenía el logotipo de cierta secretaría del estado. Y hablo de azules, colorados y otros colores también.

Según los gritos de la gente que empezaba a agolparse frente al palacete, la “ayuda social” se había transformado en “ayuda para campaña política”. Los 9 acólitos de la $anta Aplanadora estarían tratando de conseguir votos a cambio de víveres y colchones. Incluído el mismísimo oblongo… el justiciero alérgico a las caricaturas.

A la cabeza de la pandilla de sinverguenzas el propio kiñokis y todos sus directores y directoras cómplices, lanzaban un nuevo golpe contra su propia ciudad tratando de salvarse de la inminente llanura que día a día está más cercana.

Y el raje que se aproxima no solo sería en el palacete, sino también en cierta entidad muy cercana, donde los socios están podridos de que año tras año, el mismo bandido los siga jodiendo.

Vox pópuli, vox Dei

Y aquellos que creyeron –y aún creen- que el pueblo es ganado manso, al que siempre se le puede arrear, ordeñar, faenar y manipular… de repente se encontraron ante la primera reacción popular que se lleva a cabo en mucho tiempo… la gente, acuciada por la necesidad, harta de los abusos, y furiosa ante la impune corrupción que nos gobierna, sitió la Municipalidad y pidió que salgan a la calle los responsables del tremendo jodón que les acababan de hacer.

Dicen que les habían robado hasta la comida que enviaban desde la capital para que pudieran sobrevivir.

Mientras tanto, el “valeroso intendente” se encerraba en su despacho con llaves y cerrojos. Policías afuera y «matones» adentro… y el intendente escondiendo su cagazo debajo del escritorio. En la puerta, un grupo de jóvenes golpeaban y le pedían que salga, que dé la cara. Que dijera la verdad, que contara dónde se habían llevado los víveres, abrigos y colchones que el gobierno envió para los necesitados.

Ni salió, ni habló, ni explicó. Se encerró en su cuartucho y esperó por horas, hasta que sus “matones” a sueldo le abrieron uno de los portones para que pudiera huir raudamente de la muni. Salió tan apurado, que la custodia que debía seguirlo se quedó encerrada otra vez tras las rejas de seguridad. Se protegían detrás de la “caseta de oro” que tan cara le resultó al pueblo.

¿Adónde huirás kiñoquis? No hay un solo rincón de San Lorenzo donde no te encuentres con un sanlorenzano o una sanlorenzana y, aparte de tus “leales a sueldo”… parece que nadie más te quiere. Sos un caramelito de ajenjo.

Creiste que en medio del agua y de los raudales, te convertirías en “pescador de río revuelto”, calculaste erroneamente que “regalando” a los pobres lo que el propio pueblo paga… ellos te van a votar. Dificil, chamigo… el hambre, el maltrato, el abuso y la impunidad dejan huellas profundas en la gente humilde.

No se puede traicionar al necesitado.

Deberías saber que la voz del pueblo, es la voz de Dios.

Nuevos nombres  

Mirando las últimas Ordenanzas promulgadas por la $anta Aplanadora,  uno puede darse cuenta que algunos de los honorables se creen algo así como “conquistadores” o “adelantados”. Como no son capaces de hacer algo positivo para mejorar la miserable ciudad en la que vivimos, se ponen a “bautizar”calles.

Y son tan haraganes que,  cuando ponen un nombre, ni siquiera son capaces de decir dónde queda la calle “recien bautizada”. Y al final nadie entiende para que sirve una Ordenanza que le pone nombre a una calle… que nadie sabe dónde está. No hay planos, no hay croquis, no hay nada.  Y se pueden leer barrabasadas tales como “denomínase calle XX a una calle del barrio…” (con redundancia y todo). Como si un barrio fuera una sola arteria… Así de haraganes e inútiles son.

Y ya que quieren andar de “adelantados” y poniendo nombres a todo lo que encuentran, ¿por qué no aprovechan y le ponen un nuevo nombre a la ciudad?

Porque Lorenzo (el santo patrono) ya sufrió bastante siendo torturado los romanos en la parrilla, para que ahora tenga que volver a quemarse de angustia por causa de las maldades que hacen sus “fieles”.

En el caso del Lord Mayor y su pandilla, pareciera que ellos son devotos de San Roque Verde… porque se la pasan juntando estampitas de 100.000. con mucha fe y devoción.

Pero ya hay otras ciudades que se llaman San Roque, así que ese nombre no está disponible. Sin embargo podríamos sugerir algunos nombres más apropiados a la realidad que vivimos, como por ejemplo:

  • Bachelandia
  • Villa de los pozos
  • Manguruyú retá
  • Santa Aplanadora
  • Raudalty

(Quedamos abiertos a cualquier otra sujerencia por parte de la ciudadanía)

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