La Prof. Dra. Sonia Arza, pediatra infectóloga, encargada de la Contingencia COVID19 niños, del Hospital de Clínicas, hace un breve análisis sobre la propuesta de que aún con la pandemia de covid-19 vigente los escolares vuelvan a las aulas en este año, «volver a las aulas debe ser un tema minuciosamente analizado y contextualizado a nuestra realidad autóctona y no transpolar datos ni circunstancias vivenciadas en otros países, referente a este tema», explicó.
Por: Dpto de Comunicación del Hospital de Clínicas
Según un informe que fuera publicado en noviembre pasado, la UNICEF señalaba que los niños “educandos” de la pandemia estaban en riesgo. El mismo referenciaba que los niños y adolescentes menores de 20 años representaban una de cada nueve infecciones por COVID-19 en 87 países y que ello suponía el 11% de los 25,7 millones de contagios notificados por aquellas naciones.
Por estas razones, el organismo mencionado consideró que las escuelas no serían el principal factor de transmisión comunitaria de la enfermedad, expresando que los niños pueden adquirirla más frecuentemente fuera del ámbito escolar. Y a estas aseveraciones se sumó la Organización Mundial de la Salud (OMS), coincidiendo en la necesidad de mantener abiertas las escuelas durante la pandemia de coronavirus, considerando que pueden evitarse los confinamientos si se aumentan las medidas de protección; explicó la Prof. Dra. Sonia Arza, pediatra infectóloga, encargada de la Contingencia COVID19 niños, del Hospital de Clínicas.
“En cierta medida es razonable lo que expusieron, pero hay que analizar el contexto general e individual de esta afirmación, ya que la mayoría de los países llevaron a un confinamiento obligatorio a la comunidad escolar, por lo cual son esperables estos números”; expresó la Dra. Arza.
“Lo que hoy sabemos es que por diferentes mecanismos que en su totalidad no están completamente avaladas, los niños enferman menos que los adultos y se complican menos, sin embargo, también sabemos desde junio del año pasado, que un niño durante la enfermedad e incluso hasta 4 semanas después de haberse recuperado de la COVID19, puede padecer lo que se denomina un Síndrome Multi inflamatorio Sistémico (PIMS) y terminar falleciendo a causa de una infección generalizada o falla cardiaca, tal vez se dirá que este escenario se da en menos del 4%, pero para una familia ese niño es su 100%”, sentenció la profesional.
Otro aspecto a tener en cuenta, es que el niño paraguayo no regresa a su casa donde lo espera una cuidadora joven sin comorbilidades. “El niño paraguayo regresa a casa, al cuidado de tíos o abuelos que en general superan la franja etaria de 60 años y que por lo general sí presentan comorbilidades. Es decir ese niño puede llevar el virus a ese grupo vulnerable e igualmente desencadenar una problemática en salud familiar”, manifestó la profesional.
Al tiempo de expresar que, como país, Paraguay ha venido arrastrando deficiencias en materia de salud y educación, y es innegable que la pandemia actual está adicionando su cuota negativa en este retraso. Sin embargo, argumentó que, volver a las aulas debe ser un tema minuciosamente analizado y contextualizado a nuestra realidad autóctona y no transpolar datos ni circunstancias vivenciadas en otros países, referente a este tema.
La Dra. Arza también expresó que: “Nuestra casuística nacional, mostró números interesantes de afectación infantil por COVID19, pese a que nuestros niños no fueron a la escuela. Existen publicaciones del Hospital Pediátrico de Reducto por ejemplo, con datos de niños afectados y fallecidos por COVID19, y nosotros en el Hospital de Clínicas, también vivenciamos casos similares. Aparte, hoy día estamos viendo el ritmo de mayor contagio de la enfermedad debido a las nuevas cepas de coronavirus que mutaron y se están diseminando en varios países, ayer mismo Brasil reportaba una nueva mutación y cambio del virus. Hoy se publicaba en un periódico nacional que la Dirección de Vigilancia de la Salud realizó un estudio serio de seroprevalencia, es decir, de personas que estuvieron afectadas por el nuevo coronavirus, expresándose que la cantidad de casos podría ser 10 veces más los registrados oficialmente, igual el número de fallecidos”.
Señaló que otro aspecto reflejado es el relajamiento de las medidas preventivas por parte de algunos sectores de la población. “Estamos viendo que ya no usan tapabocas, ya no se distancian a 2 metros el uno del otro, ya no lavan sus manos con agua y jabón, hay aglomeraciones, y ese resultado se está vivenciando con más de 1000 casos confirmados y más de 15 fallecimientos diarios. Y si así nos conducimos los adultos, ¿Cómo lo harán nuestros niños?, sentenció.
A todo esto debe sumarse que todavía no hay fecha de llegada de las vacunas para proteger a la población vulnerable, y aún así, ningún niño podrá recibir la vacuna puesto que todos los estudios fueron hechos en personas de 18 y más años; alegó la especialista.
Como profesional que vive esta problemática desde el día 1 de la pandemia, manejando casos de niños con COVID19 y sus entornos familiares, la pediatra especializada en infectología cree que evidentemente, avalado por todo lo expuesto, la toma de decisiones claras para el retorno a clases presenciales de nuestros niños, deben ser minuciosamente analizados. “Ya que partiendo de nuestra misma cultura, existen varios desafíos que tenemos que rebatir. Entiendo que el niño tiene el derecho de la educación, pero también al mismo tiempo tiene derecho a la salud y a la seguridad de su bienestar”, concluyó.