Don Segundo siempre preguntaba ¿qué viene primero, la navidad o el año nuevo? Y todos respondíamos: – La navidad, abuelo.
¡No! –decía el viejito- Año nuevo es el primero de enero y navidad es recién el 25 de diciembre… y se alejaba riendo de nosotros.
Lo que jamás supo imaginar Don Segundo –antiguo sabio del barrio- fue que esta ciudad de San Lorenzo, para estos días, tendría dos navidades. La navidad del pueblo sanlorenzano, y las grandes festicholas navideñas de los corruptos locales.
Y es que parece haber dos ciudades distintas y muy diferentes en un mismo distrito. Como si se hubiera hecho realidad el monólogo radial de “El Profe” cuando hablaba de “El rico y el pooooobre”. Solo que en vez de divertido, es una auténtica pesadilla.
El pueblo de San Lorenzo ha caído a uno de sus peores niveles de pobreza: hay comerciantes y emprendedores que no solo han perdido sus ganancias sino que además se han endeudado. Mientras tanto, descaradamente y sin ningún disimulo, los saqueadores del presupuesto comunal ostentan y exhiben sus progresos económicos que ni la Complaciente Contraloría ni el Muy Amable Ministerio Público se atreven a mirar. Nadie se interesa en averiguar de dónde sale tanta prosperidad repentina en una ciudad (en un mundo) hundido en la pandemia y en la parálisis económica.
DIAS ANTES DE LA NOCHEBUENA
Mientras padres nerviosos escuchaban con quebranto a sus niños preguntar “¿Qué me va a traer Papá Noel este año?, el Intendente Municipal organizaba una reunión política fingida con los PMT, donde todas las mesas se llenaron “milagrosamente” de abundantes bebidas y comida.
Reunión política fingida, porque los muchachos fueron citados para un “encuentro de fin de año”, y no para aplaudir la candidatura de nadie. Y así mientras un menguado coro de lamenalgas entonaba el conocido himno a la impunidad “hip hip hurra”, los demás aprovechaban la generosidad del presupuesto municipal para llenarse la panza y chupar gratis.
Mientras la máxima autoridad municipal y cierto ministro gracias a papá se inflaban escuchando las alabanzas de 20 ñatos, varios directores y numerosos policías municipales violaban todas las leyes y ordenanzas vigentes:
- Se violaban todas las normas de prevención de la cuarentena, tales como distanciamiento, el contacto entre personas (abrazos, palmear las espaldas, etc), la mitad de los presentes no tenía tapabocas (empezando por los que deberían dar el ejemplo) y los que tenían tapabocas… lo llevaban como collar.
- Había menores presentes en un acto que en el que se consumían bebidas alcohólicas, se fumaba, y expuestos a un alto riesgo de contagio epidemiológico, pero ni el Ministro de la Juventud, ni el CODENI se molestaron por eso.
- La mayoría de los presentes eran “Policías Municipales” que sin importarles ninguna norma… bebieron y luego de la farra se retiraron manejando sin necesidad de ningún alcotest, ni el Director de Tránsito, ni Fiscales, ni los de la Patrulla Coimera estuvieron allí para intervenir.
Mientras tanto los diarios de todo el país mostraban fotos y reportajes referentes a “la gran cantidad de choferes alcoholizados demorados en la vía pública”.
Mientras tanto nuestras autoridades chantas predicaban a los cuatro vientos que “habría tolerancia cero para quienes manejen después de beber”.
Mientras tanto en todas las radios y diarios capitalinos el “gallo paloma” cacareaba a los cuatro vientos “que no se tolerarían abusos, fiestas ni aglomeraciones que pudieran aumentar los contagios virales entre la población”.
Mientras tanto nuestro joven presidente medieval hacía aprobar una ley, multando fuertemente a cualquier ciudadano que no use correctamente el tapabocas o que no cumpliera todas aquellas normas que el Señor Ministro de la Juventud y el Señor Intendente Municipal, violaban abiertamente.
No solo violaban las leyes, sino que además hacían apología del delito difundiendo su puerco comportamiento en las redes sociales.
Eso si… que no vayan a pillarle a doña Juana o a don Carlos con la nariz fuera del tapabocas, porque al momento tendrán que pagar multa, o coima, o ser arreados.
Que no sorprendan a ningún olvidadizo sin tapabocas porque ni San Expedito lo salvará.
Que no te agarren manejando con una cervecita en el buche, porque te vas preso, pagarás multa y hasta te pueden dar cárcel si no tenés nada con que aceitar a los nobles esbirros del sistema.
Ya unos cuantos días antes del nacimiento, se podían ver dos navidades muy diferentes acercándose en el calendario: la triste navidad del pueblo paraguayo, y la opulenta celebración de los corruptos que administran nuestros impuestos.
HISTORIAS DE DOS CIUDADES (en un mismo distrito)
Mientras cierto edil sanlorenzano discutía con su señora si Santa Carolina es mejor que Undurraga… han habido hogares dónde las terribles carencias han causado ruptura y hasta peleas entre esposos, porque no había en la mesa ni siquiera un caldo de huesos para pasar la nochebuena. Mientras en ciertas altas esferas se encendían sonrisas y se hacían guiños de complicidad… en muchos hogares los niños lloraban.
Mientras que otro concejal se ponía nervioso porque no conseguía suficiente Marlborito y polvode hornear para el pan dulce… doña juana la yuyera se desesperaba porque pasaban las horas y muy poca gente tenía el mil-i para comprar kokú, menta-í o perdurilla. Pasaban las horas, no vendía nada y no tendría nada que poner en la mesa de la nochebuena. Su marido, mientras tanto veía pasar el día sin que nadie le alquile su vieja carretilla del mercado.
Mientras que cierto joven político discutía con papi sobre cenar surubí o sushi, y sobre varias marcas de champagne… Alberto, sigue barriendo las calles con desesperación, entre el sudor y el polvo, rezando a la virgencita para que le nombren como funcionario municipal. Porque el no es nadie… trabaja porque le dejan trabajar, porque le hacen un gran favor. Y su padrino le dice: “después de las elecciones… veremos”.
También Rubén sigue barriendo las calles, callado y con un nudo en la garganta, porque en el asentamiento tiene una casita de hule y chapas, con dos criaturas alrededor de la mesa y otra en la panza de su mujer. Si se queja o si reclama, los capangas de los políticos lo sacarán a patadas del rinconcito donde lo dejan vivir. No importa que no haya horas extras, ni aguinaldo.
No importa que Camila la mujer que limpia todo un piso del palacete, incluídos pasillos, baños y oficinas… durante el próximo enero trabaje todo el mes sin cobrar porque no alcanzó la plata. Aún así tendrá que gritar hurras a gente que odia… porque sabe que aunque gana una miseria, le hacen figurar que cobra el salario mínimo. Ella dice que lo importante es que “mientras tanto vamos aguantando, y tenemos comida…”.
Nada de pan dulce ni sidra… solo los tallarines de siempre y alguna gaseosa tibia porque ni heladera tiene en la piecita donde vive.
Alguna vez, su mujer, le confesó a Martín –el señor que trabaja en el cementerio- que “quería terminar la secundaria e ir a la universidad”… Martín se hizo el dormido mientras dos lágrimas se mezclaban con el sudor que caía sobre la almohada. No hay que pensar en estupideces… ni que fueras hijo de senador…
Mientras un importante legislador local se deprime porque la pandemia le impide ir a Cancún, y porque tendrá que conformarse con pasar las fiestas en su enorme piscina, aburriendose en su mansión mirando netflix o en sus jardínes de siempre, en vez de disfrutar de las blancas playas arenosas.
Mientras el pobre político sufre… José y María caminan de prisa por los horribles empedrados recién inaugurados: llevan un vetusto carrito en el que van cargando latitas de aluminio y botellas plásticas de gaseosa. Algunos vecinos los miran mal porque tocan la basura, pero ese señor amable del autazo paró para entregarles un monton de latitas vacías que llevaba en la cabina. Buen hombre el de la placa poder legislativo… hasta les deseó “felíz navidad”.
Si José y María (de San Lorenzo, no de Belén) juntan suficiente mercadería, podran vender al chatarrero y tener pa la mandioca y alguna otra cosa. Este año no habrá pan dulce. Ni siquiera alcanza para comprar huevos o el queso paraguaycuyo precio está por las nubes. Tampoco no alcanza para la costilla de segunda, y aunque alcanzara… juntando latas por la calle no queda tiempo para hacer cola en el super.
Ese es el destino que hemos elegido. Esa es la realidad a la que nos aferramos.
Sin embargo aún quedan ciegos y miopes que aguardan el accionar de la justicia: gente que olvida que en el corrompido ambiente político del país, los jueces, los fiscales, los magistrados, los legisladores, los ministros, los gobernadores, los intendentes, los concejales y hasta algunos falsos predicadores… forman parte de una misma sociedad. Y en aras del bien común… se ayudan entre ellos.
Quiénes esperan que la justicia actúe por si sola en este país, no tienen en cuenta que la misma es una burda estatua de mal gusto, colocada frente a uno de los edirficios más corruptos del país: el Palacio de Justicia.
Asimetrías sociales urbanas
- Mientras que muchos niños no asistieron a clases durante todo el año, y mientras la mayoría de ellos pasarán una navidad inolvidable gracias a las carencias de sus familias, ciertas autoridades alzaran las copas brindando con espumantes y vinos comprados gracias al rubro merienda escolar. Millones de guaraníes que deberían ser destinados al alimento de criaturas que asisten a clases… pero no habiendo criaturas, ni clases, ni escuelas abiertas, parece que Papá Noel dejó las bolsas de dinero en los arbolitos navideños de la $anta Aplanadora, en el hogar de kiñoki$ y en el pesebre del jóven letrina tapa.
- Mientras que los funcionarios municipales siguen soñando con las antiguas canastas navideñas algunos altos funcionarios están muy atareados contando los billetes que les tocaron en el reparto de plata por los “recapados municipales”.
- Mientras muchos ciudadanos se desesperan por el anuncio de próximas tormentas y lluvias que volverán a inundar sus casas y a romper sus calles, las $anta$ Autoridade$ se relamen los bigotes de felicidad, porque el pronóstico meteorológico les augura nuevos baches y más calles rotas, que les reportarán nuevas ganancias.
- Mientras el pueblo se desespera porque no puede imaginar de qué carajos va a vivir en el año que viene, los acólitos de la $anta Aplanadora ya tienen listas para publicar las nuevas ordenanzas lucrativas que entrarán en vigencia a partír del miércoles 20 de enero:
- Ordenanza que declara emergencia sanitaria por el Dengue (objetivo: repartir plata entre autoridades mientras el mosquito goza de la libertad de trabajo que le otorga cierto ministro).
- Ordenanza que declara emergencia vial (objetivo: repartir plata entre las autoridades mientras se sepultan los baches aguardando su pronta resurrección en la siguiente lluvia).
- Ordenanza que declara emergencia sanitaria por el NUEVO COVIP INGLES ( objetivo: repartir plata entre las autoridades para que hagan reuniones de hurreros. mientras la gente se muere por la peste).
- Ordenanza por la que se declara emergencia municipal por los yuyales. Esta emergencia solo se refiere a los terrenos de particulares a los que se puede multar y sacar plata. Los yuyales de las plazas no existen.
- Ordenanza que aplica duras sanciones por polución sonora a motociclistas. No se castigará a conductores de grandes camionetas que llevan bafles apilados en la puerta trasera, ni tampoco a boliches ruidosos de los concejales, ni a reuniones de ruidosos políticos borrachos.
- Ordenanza que aplica multas a personas que encienden fuego para quemar hojas caídas en sus patios, por contaminación del aire. No se multará a los buses del transporte interno que humean como crematorio de cadáveres… porque por algún motivo, ciertos concejales (QUE JAMÁS VIOLARÍAN LA LEY) les tienen mucho cariño.
SI NO CREEN, SOLO TOMEN NOTA Y ESPEREN A QUE LLEGUE LA FECHA.
Así, como hemos ilustrado –de manera muy suave y delicada- existen dos navidades muy distintas en San Lorenzo. La de aquellos que no tienen nada especial que poner en la mesa de nochebuena, y la de aquellos que viven TODO EL AÑO EN PURA NAVIDAD.
Si usted, amable lector, cree haber percibido algúna leve desigualdad en esta somera descripción de los hechos, debe tener en cuenta que el cerdo no tiene culpa de ser gordo y sucio: la culpa es de quién lo alimenta.
Antes de buscar culpables, mirémonos al espejo del alma, y preguntemonos por encima de la cobardía y el desinterés… ¿Y a estos animales, quiénes los mantienen?