Uno de los letreros más llamativos entre tantos en nuestro saturado archivo coloquial fue aquel que vi en un conocido Shopping del Km. 5 cuando fue inaugurado con rimbombancia en los noventa. Constituía toda una novedad su patio de comidas siempre repleta de comensales, con sus locales abarrotadas de clientes. A algún administrador del lugar se le ocurrió poner un escenario por donde desfilaban los grupos musicales para amenizar el sagrado momento de comer. El lugar se fue convirtiendo en el más concurrido, mucho más los fines de semana, con una pantalla gigante y televisores donde se veían los eventos deportivos más importantes. Era un lugar de euforia y fiesta. Traía a la mente del paraguayo aquellos otros lugares de los ochenta, las denominadas parrilladas, que algunos bromistas llamaban «parrilombo» en una conjunción de ideas. En un ambiente festivo como ese, con música en vivo, el lugar invitaba a bailar. Pero ese no era la idea de los administradores del local, por lo que colocaron un letrero al lado del escenario: “PROHIBIDO BAILAR”. En el año 2020, en plena Pandemia, aquel letrero vuelve a tener vigencia, y resulta necesario que se fije frente a las casas de las autoridades que siguen pensando que el Paraguay es un «parrilombo»
Por: Milciades Ledesma Notario