La pasada semana una pareja se acercó hasta la oficina del registro civil de las personas que funciona en el Hospital General de Callei para inscribir a su bebé que nació días atrás, todo estaba bien, hasta que las funcionarias de dicha oficina se negaron a inscribir el nombre elegido que es Aruama ((Aru ama. Traigo lluvia, la bonanza), porque estaba en guaraní. Cabe acotar que el registro civil de las personas no se opone a inscribir nombres en inglés, turco u otros idiomas, así en la actualidad podemos encontrar los nombres de Onur (turco), Alexander, Arnold, Jhon, Joseph (inglés), y otros idiomas como Ronaldo en portugués.
El docente y miembro de la Academia de Lengua Guaraní, Miguel Verón, señaló en un comunicado que lo que pasó es una más de las tantas historias plagadas de resabios del colonialismo lingüístico paraguayo, caracterizado por la discriminación de la lengua guaraní y sus hablantes.
La pareja conformada por Milciades Chaparro Vega y Celina Maribel Génez, padres del menor a quien las funcionarias del registro civil instalado en el Hospital de Callei se negaron a inscribir con el nombre de Aruama (Aru ama. Traigo lluvia, la bonanza), tuvieron que ir hasta la oficina ubicada en el Km 20 de la Ruta 1 donde si le aceptaron inscribir a la criatura con el nombre elegido. Esto da a entender que las autoridades del Registro Civil de las Personas deben instruir a sus funcionarios sobre lo que se puede y no se puede aceptar como nombres en el acta de nacimiento.
Aquí una nota escrita por el profesor Miguel Verón
Oficina de Registro Civil se negó a inscribir nombre en guaraní
La mañana de ayer miércoles 28 de agosto ha sido marcada como una de las tantas páginas plagadas de resabios del colonialismo lingüístico paraguayo, caracterizado por la discriminación de la lengua guaraní y sus hablantes. Bien temprano, Milciades Chaparro Vega y Celina Maribel Genez, padres de un pequeño nacido el sábado pasado, se acercaron al Registro Civil ubicado en el Hospital Regional de Calle’i, San Lorenzo, para inscribir al pequeño Aruama Chaparro Genez. Las funcionarias de dicha oficina pública se negaron a inscribir al niño porque su nombre estaba en guaraní.
Este hecho me hace recordar la carta escrita por Cristóbal Colón al rey de España el día 11 de octubre de 1492. En ese documento, el navegante le prometía al rey que a su vuelta llevaría seis indígenas para que “aprendan a hablar”. A pesar de los siglos que los separan a Colón y a las funcionarias del Registro Civil del Hospital de Calle’i, el colonialismo lingüístico los sigue uniendo en estrecha simbiosis: expresarse en una lengua propia de América es no hablar, solo utilizando idiomas europeos se habla. En este caso, tener nombre propio del continente americano es no tener nombre, es ser paria. Para estas funcionarias, para ser paraguayo y alcanzar las garantías mínimas de parte del Estado se debe tener nombre en castellano, y no en la lengua propia y mayoritaria del país: el guaraní.
Muy molesto, me llamó Milciades para compartir conmigo la odisea que pasaron con su señora esposa para reconocer a su hijo porque simplemente quisieron ponerle un nombre guaraní, Aruama (Aru ama. Traigo lluvia, la bonanza), como su hermano mayor llamado Amaru Arandu; pero las responsables de la mencionada oficina les exigieron que el nombre esté en castellano, o que le pusieran dos, y que uno de ellos sea en la lengua de Castilla, de manera a definir mejor el sexo de la criatura. Los padres se negaron a cambiar de decisión, y exigieron la inscripción del recién nacido en guaraní, y llevara como nombre Aruama; por último, aceptaron ponerle dos nombres: Aruama Amaru. Pero las funcionarias insistieron que no podían ponerle esos nombres, porque, supuestamente, no señalan el sexo de la criatura. Inclusive les ofreció tiempo para que pensaran, en presencia de ellas, qué otro nombre en castellano ponerle.
Impotentes ante la férrea negativa de las “servidoras públicas”, la señora Celina, a pesar de que hacía cuatro días nada más tuvo en cesárea al pequeño, tuvo que abandonar la oficina con su marido, y recurrir al Registro Civil ubicado en el Km. 20 de la Ruta I para inscribir Aruama, sin problemas, como lo han hecho hace unos años con Amaru Arandu.
Los tratos desdeñosos sufridos les llenaron de impotencia e indignación a Celina y Milciades, según me comentaron, ya que ellos son funcionarios del Ministerio de la Niñez y la Adolescencia, y diariamente luchan entre la gente humilde para que se respete el sagrado derecho de los niños de contar con una identidad. Ellos saben más que nadie que no se le puede denegar ni dilatar ni un minuto a una criatura la garantía de tener una identidad, de tener un nombre; como servidores públicos saben que cualquier ciudadano merece el respeto y trato amable de los servidores públicos.
Gente ignorante
Me contó también Milciades que después de la acalorada discusión decidieron abandonar de la oficina de Calle’i. Muy lentamente tuvieron que retirarse porque la señora Celina no podía caminar de prisa por la operación que tuvo. Mientras salían, escucharon que una de las funcionarias dijo a la otra: por qué quieren ponerle nombre en guaraní, qué ignorantes que son.
Chepy’apy ko’ã mba’e oikóva guarani ñe’ẽ ha iporuharakuéra rehe. Jepevémo tuicha jajevytyrove tetã háicha ñamoĩ hag̃ua guarani ñe’ẽ henda teépe, heta tapicha Estado-pe omba’apóva ndojehesape’ái ha omboyke guateri ko ñe’ẽ ha mayma iporuhárape. Hatã gueteri iñakãmenguéra aipo guarani oiporúva itavyha, upéicha rupi ndoiporuiha Castilla ñe’ẽ: qué ignorantes que son. Milciades ha Celina nda’itavýi, oikuaaporã hikuái hetã rekoasa, oikuaaporã mávapa raka’e upe guaranikuéra mburuvicha Aruama, ha upéicha rupi omboherase iñemoñare iñe’ẽ teépe, ijaguara rehe ko hetã rembiporu rehe.
Kuñakarai Celina ha iména Milciades ohasáva niko meme ojehu ñane retãme. Ambue sy ha túva rire ikatuetékuri okirirĩnte ha ojapo umi mokõi tetã remimoĩmby he’íva: tombohéra castellano-pe upe mitã. Katu ha’ekuéra oikuaa iderécho ha naitĩndyrekói, upéicha rupi ohejánte upe tenda ha ojeporeka ambue rehe ikatutahápe oñehendu ichupekuéra ha oñemoañete upe kunumi derecho héravo.
Yma 2014-pe aiméramo guare Paraguái Ñe’ẽnguéra Sãmbyhyhápe niko ojehuva’ekue peichagua nunga káso. Registro Civil-pe noanotaséi mitãme hérata rehe Lautaro Ñamandu. Upéramo heta romba’apo ojehesape’a rekávo mba’apohára upe tetã remimoĩmbypeguápe. Rohova’ekue roñomongeta Registro Civil director ndive ha romoñepyrũ heta tembiapo jahechápa sy ha túva oañotaukakuaa ikunumi guaraníme; oñeguenohẽva’ekue téra guaranimegua rysýi ojeporukuaáva, jahechápa ojehapejoko rangue oñemokyre’ỹ uveíkatu mitã ñembohéra guaraníme.
Un poco de historia
En estos casos, es importante recurrir a la memoria. Milciades me comentó que quisieron poner un solo nombre y no dos al recién nacido, y que lo fuera en guaraní. Las funcionarias les condicionaron la inscripción con ese nombre a condición de que lleve otro castellano. Es de recordar que los indígenas guaraní tienen un solo nombre, sin apellidos. Hasta el presente los hermanos aborígenes tienen su téra ka’aguy y otro “nombre paraguayo o jurua”. Este hecho para mi es una vergüenza desde donde se lo mire; expresa la más rancia práctica colonialista. El Estado no les reconoce su verdadero nombre a los dueños de estas tierras.
Si hurgamos un poco más en la historia, encontraremos que los apellidos en la cultura guaraní nacieron durante la colonia. En las misiones, se les aceptaba a los indígenas mantener sus nombres propios, pero a la condición de que usaran un nombre de “santo” o europeo al lado. Este último, con el tiempo, se convirtió en apellido.
El día 7 de octubre de 1848, Carlos Antonio López promulgó un decreto que afectó negativamente a los pueblos indígenas. El documento exigía el cambio de los nombres guaraníes por nombres castellanos. Fue así como perdimos los hombres guaraníes. Por suerte, en los últimos años, papás y mamás conscientes como Milciades y Celina siguen abriendo surcos luminosos para superar las rémoras del colonialismo, y recuperar nuestras de raíces, ser orgullosas de ellas.
Akombida mayma tapicha paraguáipe ombohéravo guaraníme iñemoñare, ipéichante avei oiporúvo ko ñe’ẽ ikumumi ndive, taha’e hogapy ha mayma oikohápe. Guarani rehe jako’ipava’erã, jaiporuva’erã ha’e rehe ñande rekovesã. Hi’ã ñandeaguara hese, jahyvykoikatui ani hag̃ua máramo hoguemanose ñande hegui, tahesãi ha tokakuaa uveíkatu. Ñane ñe’ẽ oikotevẽ kuña ha kuimba’e ipyapy ha hetãrayhúva Celina ha Milciades ichagua rehe.