Corrupción, ineficiencia y abuso es la percepción que genera la desconfianza hacia las autoridades de San Lorenzo desde algún tiempo atrás, cuyo origen son obras de pésima calidad y dudosos contratos leoninos como lo que hizo la Municipalidad de San Lorenzo con la empresa argentina S. L. Parking. Éste último es blanco de críticas de gran parte de la sociedad sanlorenzana quienes aseguran haber detectado varias irregularidades en el contrato y en la forma de llevarla a cabo que va en contra de los intereses de la comunidad.
Todo esto se podría haber evitado si las autoridades locales ponían en práctica lo nuevo en democracia que es el de llamar a audiencia pública para escuchar al público antes de poner en funcionamiento sistemas que incidirán en la vida diaria de sus contribuyentes. El intendente y los concejales deben entender que permitir la participación ciudadana en decisiones claves, sirve a la vez para transparentar sus planes y de esa manera permitir a los habitantes mayor control sobre los actos públicos llevada a cabo por ellos, claro que para eso debe ser real en nuestros representantes aquello de “el que nada debe nada teme”.
Hoy día buena parte de la ciudadanía ya no acepta imposiciones de proyectos que más bien parecen “enlatados” que incidirán en sus vidas como ocurre con el famoso cepo, cuyo artefacto de “apriete al bolsillo” es solo una parte del viciado sistema de estacionamiento tarifado y controlado en la ciudad.
Éste último tiene el ingrediente de que el próximo 9 de febrero un grupo de ciudadanos pedirán la intervención de la Municipalidad de San Lorenzo por parte de la Contraloría General de la República, porque según dicen, el contrato está plagado de irregularidades, que si la institución contralora accede a investigar podría encontrar graves irregularidades que acabarían en defraudación a la administración pública y otros posibles delitos.
Las autoridades deben entender que hoy día hacer ciudadanía en la democracia actual no se trata solo de que los electores acudan a las urnas cada cinco años para elegir a sus representantes, sino más bien a ésta se le debe agregar el ingrediente de una constante participación ciudadana a través de audiencias públicas.
Que las autoridades escuchen a los contribuyentes antes de adoptar una decisión que afecta a sus intereses, es en realidad ser un buen demócrata, de lo contrario parecen comerciantes que buscan vender a sus clientes dudosos productos enlatados, que tarde o temprano tiene secuelas negativas en el andamiaje de la comunidad.