Sin lugar a dudas el Tren Lechero de San Lorenzo es uno de los retazos de historia más importante de San Lorenzo del Campo Grande. La máquina a vapor trajo a la ciudad crecimiento en todo aspecto, así la parte económica fue ampliamente favorecida, ya que la comodidad de viajar desde Asunción hasta San Lorenzo hizo que muchos asuncenos optaran por pasar los fines de semana en la ciudad, incluso algunos compraron terrenos y construyeron su casa de fin de semana, al cual venían para aprovechar la todavía amplia naturaleza que se tenía en esa época.

El trencito salía de Asunción de la calle España y Brasil (conocido en ese entonces como Belvedere), seguía por España hasta la calle Padre Cardozo donde actualmente está el edificio de la ANDE. Luego salía detrás de la cancha del club Olimpia donde era la parada número uno (De ahí que a la cancha de ese club le dicen el estadio de Para Uno). A partir de ahí tomaba la avenida Mcal. López hasta llegar a la actual avenida Boggiani, desde éste punto se dirigía hasta la avda. Eusebio Ayala, las vías seguían en línea recta el recorrido de Mcal. Estigarribia (en esa época cuentan que se llamaba calle San Lorenzo). Una de sus paradas obligatorias era la N° 17 que estaba en la intersección de Avda. Del Agrónomo y Arroyo San Lorenzo, en este lugar el maquinista cargaba agua a los tanques de agua de la locomotora.

Luego tomaba la avendida Defensores del Chaco y a partir de donde está actualmente el monumento al Soldado Desconocido (parada 18 del tren), se detenía cada una cuadra hasta llegar a la estación que funcionaba en la esquina de la calle España y Defensores del Chaco.

LA MÚSICA TREN LECHERO. En aquella época muchos poetas, pensadores, y otros personajes de Asunción elegían a la ciudad como lugar de descanso durante los fines de semana, uno de ellos era el artista Don Félix Pérez Cardozo, que según cuentan en una madrugada de bohemia en la quinta del Vate Sanlorenzano Pedro J. Carlés, el arpista escuchando los bufidos del tren compuso el famoso tema musical “Tren Lechero”, en el cual los sonidos de las cuerdas del arpa de Pérez Cardozo remeda casi a la perfección los sonidos del tren de aquella época.