Así como se conmemora la Semana Santa, creo que podríamos dejar marcada en el calendario esta que estamos viviendo en San Lorenzo actualmente, para que quede en las efemérides de la ciudad como LA SEMANA DE LOS MILAGROS.
Efectivamente, en estos días vemos un inusitado e inédito despliegue de obreros municipales esparcidos por las calles tapando baches, blanqueando veredas, armando polvaredas descomunales con los escobillones… Es como si una suerte de entusiasmo mágico hubiese despertado de su letargo a los encargados de mover la pesada y normalmente perezosa maquinaria municipal.
El día de ayer acompañamos incrédulos un procedimiento municipal, con custodia policial, que se dignó en despejar la calle Julia Miranda Cueto de vendedores que arriesgan su vida ubicándose en pleno asfalto, por donde deberían pasar libremente los vehículos. ¡Tampoco se crea que lo que se van a despejar van a ser las veredas! ¡No! Hablamos de milagros más chiquitos, pero milagros al fin.
Otra novedad milagrosa (no sabemos si por intercesión de María Auxiliadora o de Santa Teresita del Niño Jesús) fue que desde la Dirección de Acción Social de la comuna se pretende invitar ahora, in extremis, a las comisiones vecinales a un foro, atendiendo a que “sus pedidos son legítimos”. ¡Qué lejos está esta actitud servicial y de apertura, de la tradicional arrogancia con que eran tratados como parias hasta hace apenas unos días!
Trabajos de colocación de empedrados que llevaban meses durmiendo el sueño de los justos, repentinamente se reiniciaron a la velocidad de un rayo.
Los citados son apenas algunos, y la semana todavía no termina… Veremos qué sorpresas más nos depara.
No falta el desubicado que relaciona maliciosamente estos milagros con un evento previsto para el próximo martes 31. Yo no lo creo así. Debe ser mera coincidencia.
Por: Ñacaniná