Por EFE
El Congreso de Paraguay acordó que pedirá formalmente a las autoridades salvadoreñas la repatriación de los restos del gigante paraguayo de la guitarra Agustín Barrios “Mangoré”, que se encuentran enterrados en El Salvador, país donde falleció en 1944.
La petición se formalizó durante un acto con motivo del 130 aniversario del nacimiento del músico, al que asistió el presidente del Congreso, Blas Llano, y familiares deMangoré.
Los familiares, representados por Carmen Francisca Barrios, nieta de Mangoré, y Marcelo Enrique Barrios, sobrino de ésta y bisnieto del guitarrista, suscribieron un pedido formal que acompaña a la petición del Congreso paraguayo a las autoridades de El Salvador para la repatriación de los restos.
“Queremos que él descanse acá en su tierra porque es lo que le corresponde, para que ya esté tranquilo y pueda descansar en paz”, declaró a Efe Carmen Francisca Barrios.
La nieta del músico señaló además que Mangoré debería ser enterrado en la sureña localidad de San Juan Bautista de Misiones, donde nació en 1885. “Él estaría más contento allá donde nació”, dijo.
Marcelo Enrique Barrios también compartió esta postura y agregó que “el objetivo principal es que los restos de Mangoré descansen en un panteón adecuado en el cementerio de San Juan Bautista”.
“Esa fue su cuna, donde él vivió toda su infancia, y quizá fue el motor para que fuera lo que llegó a ser”, dijo.
Barrios admitió que las gestiones para la repatriación de los restos del músico con el Gobierno de El Salvador están “un poco frenadas”, debido a que Paraguay “habría recibido negativas” de las autoridades salvadoreñas o “ no se habría conseguido un acuerdo”.
Confió en que la colaboración de la familia del músico sea “un paso importante” para el retorno de los restos del guitarrista a su tierra natal.
Agustín Pío Barrios, más conocido por su sobrenombre guaraní de Nitsuga Mangoré, está considerado el más grande guitarrista de Paraguay.
Mangoré llevó su música por países como Venezuela, México, Argentina, Uruguay o Cuba, hasta que falleció en El Salvador en 1944. Desde entonces está enterrado en la ciudad de San Salvador, donde su tumba fue declarada monumento nacional en 1950.