[box type=»shadow»] Los niños en estas épocas de vacaciones y de mucho calor utilizan frecuentemente las piletas, sumergiendo sus oídos al agua que comúnmente ocasionan dolores. La Dra. Mirta Franco, Otorrinolaringóloga de la Cátedra de Otorrinolaringología del Hospital de Clínicas de la Facultad de Ciencias Médicas UNA aconsejó a los padres de los pequeños a extremar las medidas de prevención cuidando los oídos de afecciones otorrinolaringológicas como la otitis externa o más conocida como la otitis de pileta. [/box]Explicó que es muy importante antes de meterse a la piscina utilizar los tampones de silicona, los gorritos o las binchas; y luego de que el niño haya emergido del agua, la colocación de gotas de alcohol boricado de modo a evitar complicaciones.
“Recomendamos siempre a los padres colocar los tampones de silicona, los gorritos o las binchas a los niños antes meterse a la piscina y posterior al salir del agua coloquen siempre gotas de alcohol boricado al oído de los pequeños, para prevenir afecciones otorrinolaringológicas como la otitis externa o de pileta”, indicó la Dra. Franco.
El alcohol boricado es una sustancia que tiene la facilidad de secar el iodo para evitar la otitis externa o la otitis de pileta. Su venta es libre y es recomendado sobre todo en épocas de verano tanto para niños y adultos.
Ante cualquier señal de alarma como molestias y dolores de oídos, la profesional indicó recurrir al Hospital más cercano, al médico de cabecera o al especialista otorrinolaringólogo de modo a diagnosticar bien a qué se debe la otitis.
“Lo más común que solemos escuchar en las consultas es que los niños se queja de dolor de oído por las noches pero los padres al día siguientes les vuelven a permitir volver a meterse a la pileta y el proceso se va agudizando porque aparte del dolor de oído, se pueden dar supuraciones y otras complicaciones que empeoran los casos.”, apuntó la profesional.
Finalmente, explicó que en aquellos niños con cierta patologías y que fueron operados recientemente, en lo posible eviten entrar en la pileta, a no ser que los oidos estén bien protegidos con tampones de silicona o los gorritos que evitan que ingresen agua en los oídos.