Columna de opinión
Con un algún probable ataque de puritanismo («2. m. actitud de aquel que se comporta de acuerdo con una gran rigurosidad moral»), los señores concejales debatieron el pasado 5 de junio de 2013 la ordenanza que procede a la clausura de prostíbulos ubicados en la ciudad. Con absoluta seguridad el Concejal Ignacio Britez (ANR) afirmo: “No podemos darnos el lujo de que porque dos o tres funcionarios estén recibiendo una coima, sigan funcionando estos lugares, hoy hasta me causa risa el pedido de los amigos concejales de que nuevamente se pide, pero ndo jeyapomoai ñandeve lo mita, y no se hace porque no hay voluntad política”. Con elocuencia varios de los ediles atacaron los lupanares (era como aquellos primeros ataques cristianos hacia la prostitución) donde lejos quedaron las observaciones técnicas y científicas que deberían ser el sustento de sus respectivas fundamentaciones.
Es probable que la ordenanza 29/97 sea una de las tantas aventuras ocurrentes plasmadas intelectualmente por algún Concejal, que no se le ocurrió mejor idea que simplemente atropellar los derechos de quienes decidieron escoger esta modalidad de trabajo, la prostitución (del término latino, prostituere, que significa literalmente “exhibir para la venta». 2. f. actividad en la que una persona admite contactos sexuales a cambio de dinero”) conocida y practicada en todas las sociedades. Esta reacción, sin lugar a dudas, típica de quienes largamente de forma inútil calientan los asientos de nuestro parlamento local, lastimosamente no se conoce el nombre del proyectista, porque en aquellos tiempos no se registraba. Es evidente que el autor intelectual de esta ordenanza no se ha tomado el tiempo de revisar tan solo un documento científico para determinar la continuidad o no de este tipo de actividades. Actualmente el Concejal Elvio Caballero (PLRA) ha presentado algunas modificaciones (Ord. 16/13) en la ordenanza 29/97, donde plantea que el control sanitario se proceda a través de la Dirección de Salubridad junto a representantes de la Junta Municipal.
La prostitución es una realidad, al igual que la homosexualidad y habrá que tomar con la debida prudencia, no podemos por la simple pasión de nuestros impulsos esconderlos bajo la alfombra o por la intolerancia de cierta creencia religiosa ante un estado laico, sería absurdo. Importante aclarar que este artículo no tiene como objetivo fomentar este tipo de actividades, más bien a punta a la firme defensa de la igualdad y la libertad establecida en nuestra Constitución Nacional (aludidos en los artículos: 25, 46, 47, 86, 88).
La Institución Municipal aun no ha presentado a la comunidad sanlorenzana un trabajo serio que busque el equilibrio entre este sector y la sociedad. Es momento de planificar (un plan regulador), algo que tanto nos falta, y permita a su vez la regulación y funcionamiento de este tipo de espacios laborales con el fin de no seguir expuestas a la innecesaria exhibición en las calles. Pero para todo esto también es fundamental darle un marco legal, acompañado de las respectivas normas generales de higiene, sanidad personal, control. Y obviamente, donde únicamente estarían quienes decidieran libremente estar…
Finalmente, es probable que las denuncias del Concejal Ignacio Britez se los lleve el viento, así como varias expuestas por sus pares o de los medios de comunicación, de cualquier manera, apelamos a la buena predisposición del Ejecutivo Municipal en realizar un fuerzo por aclarar este tema que una vez más atenta contra su credibilidad.
El artículo escrito aquí es de exclusiva responsabilidad de su autor
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