Con relación a su próxima visita al Brasil dijo que espera con alegría esa ocasión e invitó para el evento, «aguardo con alegría el próximo mes de julio en Río de Janeiro. Los cito en aquella gran ciudad».
UN CRISTIANO NO DEBE SER TRISTE Y NO DEBE DEJARSE ROBAR LA ESPERANZA
En su homilía el Papa Francisco, exhortó a los fieles a no ser cristianos tristes, «no seáis nunca, hombres, mujeres tristes. Un cristiano jamás puede serlo».
La plaza de San Pedro estaba atestada de jóvenes donde reivindicó los principios básicos de su pontificado: atención a la juventud, alegría, esperanza y significado de la cruz, es decir del sacrificio. «No se dejen robar la esperanza que nos da Jesús», clamó tras invitar a todos los jóvenes a Río de Janeiro para la que podría convertirse en una de las manifestaciones más multitudinarias realizadas por la Iglesia.
SED DE DINERO, DE PODER Y CORRUPCIÓN
Al conmemorar la semana de pasión y muerte de Jesús , el Papa recordó que Cristo asumió sobre él los males del mundo para vencerlos.
«Miremos a nuestro alrededor: ¡cuántas heridas inflige el mal a la humanidad! Guerras, violencias, conflictos económicos que se abaten sobre los más débiles, la sed de dinero, de poder, la corrupción, las divisiones, los crímenes contra la vida humana y contra la creación», denunció.
» Y nuestros pecados personales: las faltas de amor y de respeto a Dios, al prójimo y a toda la creación», observó.
Respetando su estilo sencillo y espontáneo recordó un dicho de su abuela sobre la codicia: «decía que el sudario no tiene bolsillos», usando un tono de párroco más que de teólogo para explicar que el dinero no se lo puede llevar la muerte.
Francisco llamó a los católicos a no dejarse vencer «por el mal» y citó al diablo, término casi en desuso y que ha mencionado varias veces desde que fue elegido Papa el pasado 13 de marzo.
«No debemos creer al Maligno, que nos dice: No puedes hacer nada contra la violencia, la corrupción, la injusticia, contra tus pecados. Jamás hemos de acostumbrarnos al mal», afirmó durante el sermón pronunciado exclusivamente en italiano.