PERIODISMO JOVEN – Debería existir una semilla del bien, más allá de las plantas en sí, las buenas intensiones y acciones deberían estar compactas en una especie de pastilla (en este caso de semillas).
Creo firmemente que las semillas son eso, el bien en capsulas. La acción de plantar es tan maravillosa, no por el hecho de satisfacción de un deber cumplido, sino por el seductor porvenir, muy pronto esas semillas con cuidados y mucho amor crecerán tanto que en un futuro darán sombra a toda una familia, será el motor de recuerdos, ojala buenos, de tantas anécdotas, solo eso es tan fascinante.
Hagamos algo loable por el planeta, necesitamos más aire verde, recurramos a los frondosos árboles para esto. Llevemos a la naturaleza hasta un punto domestico, querámosla como una mascota o a un familiar (mejor inclusive), empecemos en nuestras casas. Solo va a requerir un poco de atención (cualquier hora del día), un poco de agua, algunos cuidados especiales (según la especie).
Contando mi experiencia puedo apuntar que mi amor por las plantas es aún fresco pero es fabuloso. Hace un par de meses que me hice buena amiga de las plantas, comencé por atender y querer a las plantas de mi madre hasta tenerlas bien cuidadas, y mi desafío reciente fue plantar un árbol, por todo lo que generaba, una paz interior, un la satisfacción del trabajo bien hecho, etc. Comencemos con el hogar, démosle una nueva apariencia, un fresco aire verdoso, dejemos que la naturaleza nos inunde, el desafío está implantado.
Pasaran los años, pasaran las personas, pero los arboles ahí quedaran.
Escrito por Janina Sánchez miembro del grupo Ñamopoti Paraguái
