PRIMEROS HABITANTES DEL PUEBLO 1604 – 1775
En el año 1604 existía una extensa franja de terreno que iba desde Tapyipery (hoy Fernando de la Mora) hasta casi tocar el arroyo San Lorenzo. Este antiguo territorio, fue llamado en ese entonces Balsequillo (Barcequillo) y fue asiento de las encomiendas de Francisco Cuevas.
Allí comienzan los primeros datos de la historia de San Lorenzo.
Cuentan las crónicas que en el antiguo Balsequillo existía la «Laguna Parra» cuya ubicación actual sería a unos 100 metros de la ruta Mariscal Estigarribia (Actualmente zona norte de Fernando de la Mora).
Otra encomienda posterior que existió en Barsequillo fue la de Juan Vanguelles en 1661.
Siglo XVIII
Es importante destacar que a solo 43 años de iniciarse esa encomienda, en 1704, Antonio Escobar y Gutierrez, quien era Gobernador de la Provincia del Paraguay, llevó a cabo un empadronamiento de los lugareños, lo que nos da una idea de lo poblado que estaba este nuevo territorio al cual los lugareños comenzaban a llamar Ñu Guazú (Campo Grande).
Según los antiguos registros españoles vivían en estos lugares varios de los criollos que acompañaron a José de Antequeraen la revolución comunera, lo que pone a los sanlorenzanos a la vanguardia de las instituciones democráticas del continente americano.
Martín de Yegros
En 1698, el reverendo padre Martín de Yegros, sacerdote jesuita, quien por entonces residía en la ciudad de Córdoba (Argentina) donó al Colegio Jesuítico de Asunción todos sus bienes y propiedades ubicados en «la provincia del Paraguay».
Entre esas propiedades se encontraban «las tierras del Campo Grande», también llamadas del Isati, que por entoncesestaban densamente pobladas de encomenderos.
El primer conflicto de tierras, en lo que hoy es San Lorenzo, se produjo ya en la primera década del siglo XVIII entre los residentes del Campo Grande y los Jesuitas que venían con el título del padre Yegros, a ocupar la propiedad del Ñu Guazú.
Capilla Cué
Las tierras adquiridas por los Jesuitas tenían como límites geográficos los actuales distritos de Luque (al Norte), Capiatá (al Este), San Lorenzo de la Frontera (al Sur) y Asunción (al Oeste).
Hacia el extremo Este de Barcequillo, se edificó una humilde capilla que fue destinada a la realización de actos religiosos y a «la cristianización de los aborígenes».
Inmediatamente, y además de las viviendas de los antiguos encomenderos, se comenzaron a edificar las casas de los religiosos, y los lugares de almacenamiento de los productos agrícolas.
Las expulsiones
Los religiosos del Colegio Jesuítico no eran ajenos a los manejos políticos de la provincia. En numerosas ocasiones, tomaron partido en contra de los comuneros, lo que significó para los religiosos una serie de contratiempos.
Ya en 1648 habían sido expulsados de sus colegios por el Obispo-Gobernador Fray Bernardino Cáceres, pero más tarde fueron readmitidos a pedido del Cabildo. En 1724 José de Antequera y Castro los volvió a echar de la región, debido a que eran partidarios del depuesto Gobernador Balmaceda.
En 1733, el pueblo se levantó en armas contra los Jesuitas, a los que culpaban de la ejecución de Antequera.
Antipáticos
Por entonces los religiosos de la Compañía de Jesús se habían vuelto demasiado antipáticos a los ojos de los gobernantesespañoles, dado que se negaban a pagar impuestos, sobornaban continuamente a las autoridades corruptas y no permitían el acceso a sus propiedades a Obispos o Gobernadores que no compartieran sus ideas.
Los agricultores, comerciantes y ganaderos de la provincia se quejaban continuamente que no podían competir con la poderosa empresa jesuítica, cuyas estancias explotaban, libres de impuestos, enormes plantaciones de yerba mate y algodón, así como poderosas curtiembres.
Todos estos problemas y conflictos no solo afectaban a los habitantes de la región, sino que además perjudicaron los intereses de la corona española de tal modo que el 27 de marzo de 1767 el rey Carlos III de España decretó la expulsión de los Jesuitas «de la Península Ibérica y de todos los dominios hispanos de ultramar».
En la Provincia del Paraguay, le correspondió al Gobernador Carlos Morphy cumplir con la Orden Real, pero al comprobarse que este simpatizaba con los Jesuitas, y dilataba la expulsión, fue rápidamente reemplazado por Coronel Agustín Fernando de Pinedo.
Villa de
San Lorenzo
El Coronel Pinedo procedió a la incautación de las tierras que los Jesuitas poseían en Paraguarí y San Lorenzo y a formar una villa en cada uno de dichos centros poblados (1775).
Según el historiador Juan Speratti «la formación de la Villa de San Lorenzo no arrancó de un acto de fundación conforme a las ceremonias y solemnidades de la época, sino de un simple acto administrativo de Gobernación: la incautación de la finca de propiedad del Colegio y la formación de la Villa».
No hubo fundación
Sigue diciendo el Capitán Speratti que «Ante la ausencia de documentos que acreditaban fehacientemente la fecha de fundación de San Lorenzo, la Honorable Junta Municipal resolvió fijar… el 10 de agosto día del patrono San Lorenzo como fecha de fundación» de la que actualmente es la segunda ciudad más poblada del Paraguay.
En 1698, el padre Martín de Yegros, donó al Colegio Jesuítico de Asunción las «tierras del Campo Grande», gran parte del actual San Lorenzo.
El 27 de marzo de 1767 el rey Carlos III de España decretó la expulsión de los Jesuitas de España y de todos los dominios de la corona en ultramar.
Agustín Fernando de Pinedo
Don Agustín Fernando de Pinedo y Fernández de Valdivieso era natural de Burgos (Castilla), y los cronistas de la época, lo describe como moreno, enjuto, y de estatura mediana, pero de un carácter duro y resistente, al que no convenía oponerse.
Durante su juventud Agustín sirvió a su patria en el mar, llegando a alcanzar el grado de capitán y tener su propio navío.
Su barco estaba cumpliendo una misión militar en el Atlántico Sur, presumiblemente contra los Portugueses, cuando quedó encallado en uno de los tantos y traicioneros bancos de arena del Río de la Plata.
Obligado a quedarse en Buenos Aires, se casó allí con doña Bartola de Arce, dama porteña que era descendiente de los Gonzalez de Santa Cruz (de Asunción).
La guerra
De los 7 años
En 1756 estalla la famosa guerra de los siete años entre españoles y portugueses, y estos se enfrentan por cuarta vez en el Río de la Plata.
El Gobernador Pedro de Cevallos dio a Pinedo el grado de Comandante de la Infantería de Marina, y Pinedo comenzó a asediar al enemigo en lo que es el actual Uruguay.
En enero de 1762, Pinedo fue el jefe de la artillería que bombardeó la Colonia do Sacramento. A los 30 días el joven comandante asaltó la ciudad a la cabeza de un ejercito combinado de marinos españoles, soldados porteños e indios guaraníes del Paraguay, rindiéndose los defensores casi inmediatamente.
El Gobernador
del Paraguay
Tras haber concluido la guerra, Pinedo fue ascendido a Coronel, llevando una vida tranquila en Buenos Aires hasta abril de 1772 fecha en que fue nombrado Gobernador del Paraguay. El nombramiento había tardado 8 meses en llegar a sus manos.
Pinedo asumió el gobierno el 23 de Agosto de 1772 ordenando la inmediata construcción del Fuerte San Carlos y el refuerzo del Fuerte Borbón.
La obra de
Agustín Fernando de Pinedo
El Coronel Pinedo fue el creador del Ejercito Paraguayo, introduciendo los uniformes, las insignias y los más modernos adelantos militares. Asimismo fue el creador del primer correo que existió en nuestro país.
Por otro lado fundó las ciudades de Concepción, Hyaty, Paraguarí, Quyquyhó, Villa Franca, , Ygatimí, Mbuyapey, y la Villa de San Lorenzo del Campo Grande.
Entre las amistades de Pinedo se encontraba el capitán Juan de San Martín, quien fue el padre de José de San Martín.
El exodo sanlorenzano
1852 – LA MUDANZA
El problema
del agua
Los terrenos ocupados por la antigua Villa jesuítica no eran los más apropiados para la supervivencia de la población. Debido a que la urbanización estaba en lo alto de una loma, los vecinos debían caminar más de 1000 metros para aprovisionarse del agua de un Ycuá.
Capilla Cué
Por otro lado, el 8 de enero de 1852, el Juez de la comunidad le dirigió una nota al Presidente de la República (don Carlos A. López), informándole que la «iglesia se halla en estado ruinoso y con riesgo de desplomarse» sobre los fieles.
El gobierno ordenó la demolición de la vieja capilla de los Jesuitas, y la construcción de otra nueva. El lugar que fue abandonado por los pobladores, desde entonces se llama «Capilla Cué».
La nueva iglesia
Un año después de haberse bendecido la nueva iglesia (nuevamente consagrada a San Lorenzo), el 24 de setiembre de 1853 se dio el primer servicio religioso en la misma.
Al frente de esta Capilla se encontraba un amplio espacio abierto, dedicado para las reuniones religiosas. Dicho lugar es actualmente llamado «Plaza Cerro Corá».
Las primeras
Escuelas
El 8 de diciembre de 1856, don Carlos Antonio López ordenó a los Comandantes de Villas, y Jueces de Paz de todos los Partidos, que dieran cuenta al gobierno sobre las escuelas y cantidad de alumnos existentes en sus distritos. En cumplimiento a dicha orden, el Juez de Paz de San Lorenzo dio cuenta de las siguientes instituciones: una escuela en Barcequillo con 79 alumnos, una escuela en Capiipery (Fernando de la Mora) con 103 alumnos, una escuela en Tayazuapé con 104 alumnos, y una escuela en Reducto con 40 alumnos.
También se muda
El cementerio
Con el traslado de la ciudad, el antiguo cementerio quedó a mucha distancia de la zona poblada, motivo por el cual el gobierno ordenó su traslado hasta las adyacencias de la nueva iglesia.
El nuevo camposanto se inauguró el 4 de mayo de 1850 donde actualmente convergen la Avenida Defensores del Chaco, y las calles Gaspar Rodríguez de Francia y Saturio Rios.
San Lorenzo
Ciudad maderera
Aunque cueste creerlo, en 1853 la villa de San Lorenzo del Campo Grande era una inmensa planicie boscosa, quedando como evidencia de ese tiempo el actual barrio de Capilla del monte, donde sobreviven los últimos grandes árboles de nuestra flora autóctona.
Una de sus principales actividades económicas de los habitantes de la época, era la venta de «rajas» de madera, que eran utilizadas para alimentar las calderas de los barcos (a vapor) que surcaban los rios Paraguay y Paraná transportando mercaderías y pasajeros.
SATURIO RIOS
Un sanlorenzano brillante
Nació el 2 de octubre de 1846 en Capilla Cué, siendo sus padres Vicente Ríos y Francisca Castro.
El primer
Telégrafo
Tras sus estudios elementales se inició en la pintura con los hermanos Ravizza. Tuvo una importante participación en la implementación del primer telégrafo del Río de la Plata, para cuya instalación fueron contratados en aquella ocasión los ingenieros alemanes Hans Fish y Roberto Von Treuenfeldt.
El gran pintor
Saturio alternaba sus funciones de telegrafista con su dedicación al arte: en Humaitá pintó el retrato del obispo M. A. Palacios.
Terminada la guerra fue llevado prisionero a Río de Janeiro, volviendo al país casado con una brasileña. Fue Diputado de la nación, pero se le separó del cargo por inasistencias injustificadas.
Murió en 1920, en su San Lorenzo natal, en extrema pobreza, soledad, y postración física.
Telégrafo a naranja
Según las crónicas de la guerra del ’70, a mediados del conflicto bélico que sostenía el Paraguay contra la triple alianza, los telégrafos dejaron de funcionar por la falta de ácido para generar electricidad.
Saturio Rios solucionó el problema con un producto derivado del jugo de naranja agria, con lo cual el telégrafo volvió a funcionar.
Saturio Rios a los 18 años
«Cuando las obras de defensa se completaron, el Mcal. López comunicó su cuartel general con todos los destacamentos del ejercito. Pero para poder unir telegráficamente Paso Pucú a Humaitá, Curupayty, El Ángulo, Chichi, Yacy, etc., fueron necesarios numerosos aparatos y estos escaseaban. Fue entonces cuando Saturio Ríos inventó uno sencillísimo, mediante el cual podían oírse los despachos a oído, sin emplear la cinta de papel, que no era abundante. La maestranza del ejercito se encargó de fabricar los ejemplares necesarios, que a continuación funcionaron admirablemente. El Mcal. López condecoró aRíos, y lo hizo Teniente honorario. Saturio Ríos era un joven de 18 años, apasionado por el arte, culto, y distinguido».
Fue un brillante pintor y uno de los caricaturistas de El Cabichui.
Lastimosamente muchas de sus obras fueron quemadas.
EL ÑU GUAZÚ 1864-1870
San Lorenzo y la Guerra grande
Apenas comenzaba a organizarse lo que sería la futura ciudad de San Lorenzo, cuando estalló la terrible guerra entre el Paraguay y los países signatarios de la triple alianza.
Ya tiempo antes el paí Riveros, por entonces cura párroco de San Lorenzo había firmado junto con varios destacados vecinos una nota de protesta contra el Tratado de la Triple Alianza.
Importante aporte
El sacerdote, asimismo, se encontraba organizando «donaciones para los heridos del hospital», cuando comenzó el conflicto.
Por ese entonces la importancia de la Villa de San Lorenzo del Campo Grande era vital para la armada paraguaya ya que producía leña para calderas y alrededor de «15 mil liños de algodón por año».
Los siete batallones
Sanlorenzanos
Cuando el gobierno nacional decretó la movilización de las tropas, la ciudad de San Lorenzo logró alinear 7 unidades de combate:
Las Compañías 1ª y 2ª de Yatayty, la 3ª Compañía Capiipery, la 4ª Compañía Barcequillo, la 5ª Compañía Reducto, la 6º Compañía De los Pardos, y la Compañía de Morenos Africanos.
La fuerza contaba con 534 efectivos incluyendo soldados y sub oficiales.
Niños mártires
Es digno mencionar que entre los niños mártires de Acosta Ñu, se encontraron varios pequeños sanlorenzanos. Fueron ellos: Juan Delvalle, Ignacio Leguizamón, y Juan Acosta de 12 años.
Roque Ocampos de 13 años, Mario Rolón, Vicente Céspedes, Praxeres Vera, Delos Santos Martínez, Máximo Orué, Francisco Alonso, y Juan Franco de 14 años, Justo Riveros, Justo Insfrán y Benigno Riquelme García de 15 años.
Donación
de las alhajas
Durante la guerra contra la triple alianza, las damas sanlorenzanas no solo concurrieron con su trabajo y sacrificios para el sostenimiento de la causa, sino que también contribuyeron para el efecto con la generosa donación de sus alhajas.
Entre las sanlorenzanas que entregaron sus bienes para la defensa del país, se mencionan los nombres de Petrona de Leiva,Maria Ana Leiva, Salvadora de Báez, Asunción de Legal, Oliva Leguizamón y Dejesús Meza. En total se han hallado en los archivos históricos del Paraguay, más de 200 recibos por joyas donadas por ilustres damas de la Villa de San Lorenzo del Campo Grande.
SARGENTO CANDIDO SILVA
El campamento de Laurelty
Los «negros de Artigas»
José Gervasio Artigas se encontraba en 1820 empeñado en lograr la independencia de su patria, el Uruguay. En un momento el caudillo y prócer uruguayo se vio totalmente derrotado por sus enemigos, debiendo huir, y pedir asilo a su antiguo enemigo, el dictador Gaspar Rodríguez de Francia.
El asilo fue concedido al oriental y a un grupo de guerreros que lo acompañaban, a pesar que solo 5 años antes Artigas había intentado fomentar una rebelión interna contra Francia en el Paraguay.
«Un retazo de tierra…»
En el antiguo paraje de Laurelty, jurisdicción de San Lorenzo del Campo Grande, y que ahora es uno de los barrios más importantes de la ciudad, se instaló antiguamente un campamento en el que fueron alojados en forma definitiva varios de los inmigrantes.
Artigas, mientras tanto, fue trasladado con dos de sus lugartenientes (Encina y Joaquín) a la Villa de San Isidro de Curuguaty.
Bosques de laurel
En aquella época el lugar llamado Laurelty era una amplia llanura cubierta de bosques de laurel, y el campamento fue ubicado a la orilla de una cañada formando cuerpo con Ñu Guazú (San Lorenzo) hasta el límite norte con Luque.
El jefe político de la época mandó a dividir la tierra en lotes «más bien grandes» para que cada familia pudiera procurarse su sustento, adjudicandose «un retazo de tierra» para cada varón adulto junto con una yunta de novillos para amansar y convertirlos en bueyes.
El estado paraguayo les entregó además las herramientas e implementos necesarios para la labranza.
El más activo de los vecinos fue un señor llamado Donato Pereira quien pronto se convirtió en «padre del cultivo» y productor de miel y aguardiente.
Don Pereira era además el encargado de la educación de los niños del campamento y el guardián del patrono San Baltazar cuya imagen traída por ellos, descansaba en un oratorio vecino a la casa de los Pereira.
El 6 de enero
Según el testimonio de los vecinos sobrevivientes de la guerra, los primeros habitantes de Laurelty, en su mayoría negros, demostraban un profundo sentimiento cristiano y profesaban su culto con humildad y sencillez. «El 6 de enero de cada año, se celebraba el día de San Baltazar o Santo Rey en una fiesta que era famosa por lo llamativa y pintoresca. Una de esas fiestas se celebraba en Laurelty y la otra en Camba Cuá (actualmente Yvapurundy) en una calle llamada «Pytá» que ahora es parte del trazado de la Av. Mcal. López.
Batallón Nambi’i
Entre estos inmigrantes se formó durante la Guerra de 1864-1870, el famoso batallón «Nambi’í» que se hizo célebre por su bravura y arrojo en el campo de batalla. Entre estos héroes de raza morena surge la legendaria figura del sargento Cándido Silva quien con su vibrante clarinada anunció al general José Eduvigis Díaz la victoria paraguaya en la batalla de Curupayty.
Los soldados del Batallón Nº6 «Nambi’í» participaron además de la batalla del «Riachuelo» (10 junio 1865) al sur de Corrientes siendo condecorados por el Mariscal López «tras haber abordado el Belmonte e izado hasta el tope la enseña paraguaya».
Los morenos guerreros se hicieron famosos por su participación en el asalto y toma de la fortaleza de Coimbra, y por aniquilar el famoso regimiento uruguayo «Florida».
Terminada la guerra, el Sargento Cándido Silva, uno de los pocos sobrevivientes del Batallón, regresó a «su valle»(Laurelty),mandando a construir el Oratorio de San Baltazar y la cancha del Club 6 de Enero.
Cándido Silva trabajó como conserje del Colegio nacional de la Capital y como catequista desde 1916 y hasta su muerte acaecida el 24 de diciembre de 1925.
Dos sencillas cruces conmemoran el lugar donde descansa este aguerrido sanlorenzano y su esposa que falleció en 1933.
San Lorenzo en la Post-guerra
Cuando los últimos restos del glorioso ejército nacional seguían batiéndose en los confines del suelo patrio, el 15 de agosto de 1869, se hacía cargo de la dirección política del país, con la anuencia de las autoridades aliadas, el Gobierno Provisorio, integrado por los ciudadanos Cirilo Antonio Rivarola, Carlos Loizaga y José Díaz de Bedoya.
A fines de la década de 1860, el país se encontraba en un estado de total ruina económica, social, y humana. La primera medida fue proceder a la reorganización institucional de la república, nombrándose jefes políticos, jueces, y curas párrocos para los cargos vacantes de las villas y los pueblos. En San Lorenzo se nombró a Marcos Troche como jefe político el 12 de setiembre de 1869.
En noviembre de dicho año se creó la Escuela de Varones de San Lorenzo a iniciativa de Jaime Sosa Escalada, Inspector general de escuelas, quien designó a Fernando Benitez como primer preceptor.
El 3 de julio de 1870 se llevaron a cabo elecciones en todo el país para la elección de los convencionales que habrían de redactar la nueva Constitución de la Nación Paraguaya, siendo electo Convencional por San Lorenzo Ramón Babañoli «con 56 votos».
La 1ª Junta Municipal
El 11 de mayo de 1872 se dispuso por decreto la creación en la capital y pueblos del interior de Juntas Económicas Administrativas, que tendrían rango de autoridades municipales. Los miembros de dichas Juntas eran nombrados por el Poder Ejecutivo de la República. La Junta Económica Administrativa de San Lorenzo fue creada el 5 de julio de 1872, e integrada por los ciudadanos Pedro Martín Gomez (Presidente), Gabino Cabrera y Francisco Zayas (Vocales), Pedro Rivera, Higinio Torales y Agapito Gonzalez (Suplentes). Lamentablemente no existen archivos de la actuación de aquella Primera Junta Municipal.
La primera Ordenanza
El 24 de junio de 1874 se dicta la primera Ordenanza Municipal bajo la presidencia de Nicanor Ríos, designando a «la calle larguera que baja del molinete de la recova con dirección al arroyo como Calle del Campo Grande».
Otras calles se llamaron «De la Policía» (la que pasaba frente al cuartel), «Calle de la Junta» (la que pasaba frente a dicho edificio), «Calle San Lorenzo» (la misma que conserva el nombre), «Calle del Mercado» (presumiblemente la actual Saturio Ríos) y «Calle San Pedro» (la que pasaba frente al cementerio.
Agitación y pobreza
La inestabilidad política del país hizo que las Juntas dejaran de funcionar en nuestra ciudad a partir del año 1876. En esa época se designaron tres Juntas en menos de tres años, lo que nos da una idea de los constantes cambios políticos que vivía el Paraguay.
La situación se mantuvo hasta la promulgación en 1884 de la 2º Ley Orgánica Municipal.
Entre los actos de gobiernos de aquellas Juntas Municipales caben destacar los siguientes:
Pago y reglamentación de sueldos para los maestros de las escuelas públicas, a los empleados de la Junta, al comisario de tablada, a la Policía Sanlorenzana, y a la banda de música del pueblo. También se promulgó una reglamentación para la compra y faenamiento de ganado vacuno, y una normativa para el cuidado del cementerio.
Ecología del siglo XIX
Se ordenó el remate de la recova que mandara construir Carlos A. López y una «Reglamentación del aseo de las calles y del vertido de basuras en la vía pública», documentos que nos demuestran que la preocupación por el medio ambiente no son un invento reciente.
Asimismo se ordenó la compra de dos casas para ser usadas como escuelas públicas y la habilitación de un Registro Civil. Por otra parte, y ya dentro del campo de la salud pública, se ordenó la vacunación antivariólica de los niños de la ciudad de San Lorenzo.
1ª elección municipal
El 7 de junio de 1882 se promulgaba la primera Ley Orgánica Municipal de Régimen Electivo, y el 17 de agosto de 1884 se llamó a elecciones en San Lorenzo para la designación de 4 miembros titulares y dos suplentes de la Junta Municipal Local. En tal sentido los sanlorenzanos eligieron a Reyes Chamorro, Pablo Recalde, Juan F. Patiño, Joaquín da Cruz,Alejandro Velilla, y Manuel Villa. Fue presidente de esta corporación don Reyes Chamorro.
En realidad la labor de la Junta Municipal no varió en absoluto en relación a la de las antiguas Juntas Económicas Administrativas.
La torre de la iglesia
La iglesia que antaño había mandado edificar Don Carlos no poseía hasta entonces ni torre ni campanario, y la Junta resolvió su construcción el 13 de noviembre de 1886. La torre de 10 metros de altura, tardó más de 12 años en terminarse, siendo su campana donada por el Ministro Rufino Mazó.
PEDRO J. CARLÉS
San Lorenzo en 1900
Pedro Carlés era hijo de un catalán adinerado y con una numerosa familia sanlorenzana. Su padre lo envió a especializarse en curtiduría al Río de la Plata, pero el joven Pedro se moría de nostalgias por su tierra. En aquella época, escribió uno de sus versos más tristes, cuyo texto está en su monumento, logrando conmover a su padre quien finalmente le ordenó regresar nuevamente a San Lorenzo.
Pedro Carlés construyó un quincho (el primero que se conoció en el país), en el campo de su padre, y allí congregaba diariamente a toda una multitud de poetas, músicos, y actores.
Manuel Ortíz Guerrero fue el único que no se acercó a este grupo, a pesar de vivir en esa época en San Lorenzo, pues tenía lepra y la enfermedad lo mantenía marginado de la sociedad.
Carlés era rico y atraía a su casa a los grandes del ambiente artístico asunceno. En el quincho corría el vino al compás de temas musicales como Guyrá Campana, que se tocó por primera vez aquí en San Lorenzo en una de esas noches de bohemia.
Carlés escribió en Montevideo en 1929 la canción titulada «Noches del Paraguay», llena de nostalgias por la patria lejana. También es autor de «Che yvoty morotimí», «Jhá!… San Lorenzo», Ocara poty cué mi», «Mi Reina».
Durante la 2ª Guerra mundial Carlés escribió la marcha «Francia Libre» que dedicó al ejército de liberación francesa, motivo por el cual el propio Charles de Gaulle envió una medalla y un saludo a Carlés en 1965 en su propio domicilio de San Lorenzo.
EL TREN 1894-1936
El ferrocarril inglés de San Lorenzo
El trencito de San Lorenzo
«El trencito salía del Belvedere de Asunción (España y Brasil), venía por la Avenida España, doblando donde hoy está el Edificio de la A.N.D.E. (Calle Padre Cardozo) y saliendo atrás de la cancha del Club Olimpia tomaba la Avenida Colombia (actual Mariscal López)», nos cuenta don Prospero Gonzalez Meyer, quien fue no solo testigo presencial de aquel ferrocarril sanlorenzano, sino que también uno de sus pasajeros.
Las «paras» del tren
«Había paradas en cada kilómetro, lugares en los que la máquina se detenía por algunos momentos para seguir luego su marcha. Las paradas», nos cuenta don Prospero» eran denominadas Para 1, Para 2, Para 6, etc. De allí el nombre que se le da al Club Olimpia, dado que en ese lugar estaba una de las paradas del tren».
Posteriormente la máquina se dirigía siguiendo el trazado de la actual Av. Boggiani hasta la Av. Eusebio Ayala. Desde ese sitio, las vías seguían en línea recta el recorrido de la actual ruta Mcal. Estigarribia (por entonces llamada calle de San Lorenzo) hasta la Para 17, ubicada en lo que actualmente es la intersección de Av. del Agrónomo y Arroyo San Lorenzo, «lugar donde el maquinista cargaba los tanques de agua de la locomotora sirviéndose del cauce del arroyo».
La antigua estación
A partir de allí el tren tomaba una larga curva ascendente hasta llegar a la actual Av. Defensores del Chaco. En el lugar donde se encuentra el actual monumento a los Héroes del Chaco, estaba la Para 18, lugar donde el ferrocarril se detenía en cada cuadra hasta llegar a la Estación Terminal. «Donde hoy están ubicados los talleres de la Municipalidad (España y Defensores del Chaco) tenía su Estación el Ferrocarril de San Lorenzo», nos cuenta nuestro entrevistado. «Salía a las 4 de la mañana el primer tren con destino a Asunción. A las 3,30 sonaba su silbato, un hermoso llamado que nos despertaba cada mañana a todos los sanlorenzanos», recuerda con nostalgia don Próspero.
El tren lechero
«El tren lechero era otro tren que iba desde San Lorenzo a Villa Morra, que nunca llevó leche, y que tomó su nombre por una licencia artística de Félix Perez Cardozo, quien escuchando una madrugada el silbato y los bufidos de la máquina, desde la quinta de Carlés, compuso el famoso tema musical, en el cual el arpa remeda los sonidos del tren, y esto me lo contó el propio Carlés», nos dice Prospero Gonzalez Meyer.
¿Todavía soy ministro?
«El verdadero tren lechero salía de Ypacaraí, iba por Areguá, Luque, y de allí a Trinidad llevando exclusivamente miles de litros de Camby, y a un pasajero de lujo llamado Cecilio Báez quien nunca se acostumbró a vivir en Asunción. El vivió y murió en la ciudad de Areguá, lugar donde abordaba el «Tren Camby».
Todas las mañanas el Ministro de Relaciones Exteriores del Paraguay, don Cecilio Báez se apeaba con su bastón y levita del tren lechero, saludaba a las lecheras con las cuales compartía el viaje, y abordaba el coche con chofer que venía a buscarlo a las estación de Asunción. Pero antes de cerrar la puerta se dirigía en voz alta a su conductor para preguntar: ¡Ndé! ¿Todavía soy Ministro? Solo cuando el chofer le contestaba afirmativamente, cerraba la puerta del vehículo y ordenaba: ¡Vamos entonces!.
El tranvía eléctrico
«Nunca he vuelto a ver otro tranvía como el que comenzó a venir a San Lorenzo en 1931», nos cuenta don Próspero. Eran de fabricaciones Inglesas, sólidas y confortables, con asientos de esterilla, silenciosos y con motor eléctrico.
Luego la empresa que tenía a su cargo el servicio, reemplazó los tranvías por veloces coche-motores que cumplían un rápido servicio entre San Lorenzo y Asunción. Posteriormente en 1936, el Gobierno compró el ferrocarril, una usina que tenía la empresa Tranway , desmantelando el servicio y a levantando los rieles.
La Plaza Marcelina Insfrán
La señora Marcelina Insfrán, dama sanlorenzana, vivía en una casa que estaba ubicada en la esquina de las calles Cerro Corá y Mariscal López. Frente a su vivienda poseía una hectárea de terreno en la cual había unos gigantescos árboles de paraíso, algunos con troncos de más de un metro de diámetro. En aquella época el lugar era un próspero mercado, con el cual doña Marcelina logró una mediana fortuna. Ella donó ese predio, en vida, a través de un testamento en el que consignó»que quede para plaza y servicio público de la ciudad de San Lorenzo».
Pasaron los años, y mucho debieron luchar los vecinos de San Lorenzo para evitar la venta, ocupación y loteamiento de este solar sanlorenzano.
Después de la revolución algunas personas llegaron a marcar inclusive el terreno para proceder al loteamiento. Solo la firmeza de los vecinos de la ciudad, y un profundo respeto por las futuras generaciones impidió que la actual Plaza Marcelina Insfrán se convirtiera en un caserío.
Arroyos cristalinos
Según e quienes conocieron el pueblo de San Lorenzo en los primeros años del siglo, e inclusive hasta los años ’50, la población se surtía de agua potable en varios surgentes como el Ycuá Paí (Barcequillo), el Ycuá Cañón (Yberá) y el Ycuá Laurel (Villa Universitaria). Además, afirman, muchos bebían las aguas del arroyo San Lorenzo, que eran limpias, dulces y cristalinas.
EMILIANO R. FERNANDEZ Y PEDRO J. CARLES
Dos poetas en la guerra del Chaco
Los poetas y músicos paraguayos, Emiliano R. Fernandez y Pedro J. Carlés, quienes combatieron en la terrible contienda chaqueña no fueron ajenos a anécdotas y aventuras, que tuvieron su lado risueño. Un protagonista y testigo de aquellos tiempos de heroísmo, el Sargento Prospero Gonzalez Meyer, nos describe su experiencia con dos de los más destacados autores y compositores de la música paraguaya.
Emiliano R. Fernandez participó como combatiente en la batalla de Nanawa el 20 de enero de 1933.
El trovador paraguayo cantó las hazañas de su Regimiento en aquella memorable victoria de las armas Paraguayas en la guerra del Chaco.
Posteriormente fue evacuado del frente de operaciones debido a numerosas heridas recibidas en combate, motivo por el cual se ordenó su trasladado a la capital del país para su convalecencia
1934
Ya vencido su permiso, Emiliano retornó al Chaco esta vez acompañado por el poeta sanlorenzano Pedro J. Carlés.
Era el mes de abril de 1934. Viajaban los dos poetas en una de las unidades de un convoy compuesto por 25 camiones que había partido desde el km 145 «punta rieles», lugar hasta donde llegaban las vías del ferrocarril.
Los precarios rodados iban totalmente llenos de carga y soldados en dirección a la Isla Po’í, sede del Comanchaco (Comando General de las Tropas del Chaco).
Accidente en
Pozo Azul
Aquella caravana de camiones militares estaba dirigida por el rubio Sargento 1º de transportes don Próspero Gonzalez Meyer, también sanlorenzano. El mismo nos contó que «cuando llegamos a la curva del camino terraplenado, a la altura de Fortín Pozo Azul, mis subalternos me comunicaron que una de las unidades había volcado, y que dos oficiales que viajaban sobre la carga estaban gravemente accidentados.
Paré la marcha y rápidamente me constituí en el lugar del accidente encontrando allí con gran sorpresa que los accidentados eran dos antiguos amigos míos: Carlés y Emiliano.
Ambos tenían diversas heridas en los brazos y el rostro y la guitarra de Emiliano R. estaba destrozada.
Una vez practicados los primeros auxilios se condujo a ambos hasta el hospital de sangre de Isla Po’í donde quedaron internados».
La guitarra
De Emiliano
Continúa el relato del Sargento Prospero Gonzalez en que «fui a visitarlos para enterarme de su estado. Los encontré acostados en camas contiguas. Carlés estaba escribiendo una poesía que leía en voz alta. Emiliano le observó en estos términos:
«epytá upépe, nda che gustapái upéa».
Luego dirigiéndose a mi, me dijo: «Oré ro cuerá yeyta. Che acuerá yeyta , jhá she mbaracá, ¿mava omoingovéta chéve?
Upéa che sy, che novia jha che ñe’ëyvoty apojhara…
Co agä ya che tyre’ÿma».
Y mientras me decía esto, dos gruesas lágrimas se deslizaron por sus mejillas.
El gran combatiente chaqueño, lleno de heridas y cicatrices, no prestaba atención a su dolor, pero estaba inconsolable por la perdida de su amada guitarra.
«Así eran estos hombres paraguayos…»
La cosa no quedó allí. Enterados sus amigos de la «tragedia» que le ocurriera a la guitarra de Emiliano, rápidamente se las ingeniaron para regalarle otro instrumento al poeta, y además igual al que había perdido en el accidente.
Así eran estos hombres paraguayos», terminó diciendo don Prospero Meyer, «no tenían en cuenta sus heridas, ni las circunstancias que los rodeaban, pero amaban la vida y la música.
1900-1936 EVOLUCION EDILICIA Y ECONÓMICA
El pueblo se vuelve ciudad
En las primeras décadas del siglo, San Lorenzo ingresaba a una fase de cambios y de mejoramientos en el orden urbanístico y social. La Corporación Municipal dictó diversas Ordenanzas destinadas a mejorar la imagen del pueblo. Las casas más antiguas que se conservan, son las que fueron levantadas a raíz de las precitadas Ordenanzas. Puede afirmarse, categóricamente, que San Lorenzo no cuenta con ningún edificio ni monumento de origen colonial.
La Ordenanza municipal disponía que «las casas que amenacen derrumbe sean reparadas o demolidas», además prohibía los techos de paja, y exigía «que los mismos al ser renovados sean reemplazados por techos de tejas».
Hasta esa época casi todas las viviendas de San Lorenzo eran precarias construcciones de estaqueos y techos de paja.
Traslado del mercado
El primitivo edificio del mercado de San Lorenzo, una vetusta construcción sin las más mínimas comodidades… se encontraba en la manzana que actualmente ocupa la plaza «Marcelina Insfrán». Hacia fines de 1912, el Dr. Gregorio Cálcena procedió al fraccionamiento de una extensa finca ubicada en los aledaños del radio urbano sanlorenzano, y que era conocida como «Villa Cálcena».
Pese a la oposición de los comerciantes y el vecindario, el mercado se trasladó y se inauguró el 23 de noviembre de 1913, incorporándose a la ciudad de San Lorenzo todo un barrio de trazado moderno, con amplias y extensas calles.
El primer intendente de la ciudad
1924
En la sesión de la Honorable Junta Municipal del 13 de febrero de 1924, se dio entrada a una nota del Ministerio del Interior, comunicando que por decreto 17460 del Poder Ejecutivo (del 8 de ese mes), se había nombrado al señor Prudencio Morínigo, Intendente Municipal de San Lorenzo.
Primer
Intendente
En fecha 16 de febrero, el primer Intendente Municipal de la ciudad, asumió su cargo. Consta en las actas de aquella sesión que «Acto continuo se designó al señor Mazó para invitar al señor Intendente Municipal a pasar a la sala de sesiones, como también se hizo con las autoridades presentes: el Agente de Impuestos Internos Don Dionisio Prieto, el Presidente del Consejo Escolar Don Manuel Gonzalez Taboas, el Comisario de Policía Don Juan A. Speratti y varios vecinos.
Escasos
Recursos
Según el cálculo de gastos y recursos de la Municipalidad de San Lorenzo, la misma disponía para el ejercicio 1924-1925, de una suma de 296.000 pesos, los que en la moneda actual equivalen a 2.960 guaraníes.
Alumbrado público
En el año 1929, la Compañía Americana de Luz y Tracción (C.A.L.T.) fue autorizada a la provisión de energía para el alumbrado público de la ciudad. En un primer momento el alumbrado público era solamente privado.
Los teléfonos
También por el año 1929 la (C.I.T.) Compañía Internacional de Teléfono fue autorizada a instalar el servicio telefónico entre la capital y San Lorenzo. La central telefónica de la ciudad fue instalada en el domicilio particular del señor Vicente Yannl.
El «noticiero»
sanlorenzano
A los pocos años de la instalación del teléfono, comenzó la guerra entre paraguayos y bolivianos, y el sistema fue sumamente útil para mantener informado al pueblo sobre los acontecimientos que se desarrollaban en el frente de batalla.
El arribo de un parte de guerra era inmediatamente comunicados al vecindario mediante el lanzamiento de bombas, mientras que el texto informativo se transcribía en una pizarra.
Un templo neo gótico para San Lorenzo
1908
Hacia fines de la primera década de 1900, la aparición de signos de ruina en el edificio de la iglesia movió al vecindario a pensar en la construcción de una nueva edificación. En 1908 se formó la Comisión pro-templo, presidida por Natividad Recalde y años más tarde por Elvira Gill de Fleytas.
Los primeros planos
La comisión solicitó al Departamento Nacional de Ingenieros, precursor del Ministerio de Obras Públicas, la confección de los planos del nuevo templo, los que fueron aprobados por Decreto del Poder Ejecutivo del 30 de julio de 1915, colocando el propio Presidente de la República, Eduardo Schaerer la piedra fundamental el 8 de agosto de ese año.
Piedra fundamental
Del acto participaron además, Monseñor Juan Sinforiano Bogarín, y el cura Párroco de San Lorenzo del Campo Grande, Presbítero José María Gimenez, además de numerosos asistentes y miembros de la comisión pro templo.
Otros planos
Mientras aún estaban en marcha los preparativos para el nuevo templo, fue nombrado párroco de San Lorenzo, el presbítero Saturnino Rojas, de regreso de Europa adonde fuera en misión de estudios.
En el ejercicio de su cargo, el padre Rojas se informó de los planos de la edificación del nuevo templo, con los cuales no estuvo de acuerdo, porque durante su permanencia en Bélgica se había aficionado a la arquitectura gótica de las iglesias de ese país.
Con la anuencia de la comisión encargó al arquitecto Luis Navarro la confección de unos nuevos planos para la construcción.
Comienza la obra
El nuevo proyecto de templo fue aprobado el 11 de Junio de 1919. Si bien la construcción de la iglesia comenzó de inmediato, la finalización de la misma demoró muchos años debido a la pobreza de la población y a la magnitud de la obra. El nuevo templo, aún sin terminarse, fue bautizado en 1954 con la presencia del Arzobispo del Paraguay, Monseñor Aníbal Mena Porta.
1968
El Padre Carlos Radice, fue quien terminó la obra. Fue nombrado cura párroco desde 1961 hasta 1969, período durante el cual se llevó a cabo una intensa campaña de recaudación de fondos que permitió la conclusión del edificio.
La iglesia se inauguró en 1968, 50 años después de haber comenzado las obras.
Una madre san lorenzana
Uno de los sanlorenzanos más sobresalientes, quizas halla sido Ezequiel Gonzalez Alsina, quien a los 18 años quedó lisiado por causa de un accidente. No obstante, gracias al sacrificio de su madre, el reducteño llegó a ser uno de los hombres más importantes del Paraguay en lo que vá del presente siglo. Esta es la historia de la abnegación de una madre paraguaya.
El hijo de Ana Alsina
El 12 de enero de 1919, nacía en Reducto, un niño a quien sus padres José Gonzalez y Ana Alsina Canals, le pusieron como nombre, Ezequiel.
El joven sanlorenzano, era inquieto y muy inteligente, pero a los 18 años un desafortunado accidente lo dejó inválido desde la cintura para abajo.
Su madre Ana, no aceptó el destino de postración y aislamiento, que en esa época se reservaba a los minusválidos, y se decidió a continuar de cualquier manera con la brillante carrera de estudios que su hijo venía llevando a cabo en la ciudad de Asunción.
7 km. en carretilla
Para poder llevar a Ezequiel a clases, debía trasladarse diariamente desde Reducto hasta la primera «para» del tranvía, y para ello, su madre contrataba diariamente a un carretillero, quien transportaba al joven Alsina a lo largo de 7 km. hasta que abordaba el transporte a la capital.
El doctor Alsina
De este modo fue como se desarrolló uno de los intelectos mejor dotados de la generación paraguaya contemporánea, quien a pesar de no poder caminar, y gracias al sacrificio diario de su madre fue abogado, doctor en Ciencias Sociales y un gran estudioso de la poesía, de la literatura paraguaya y universal, del teatro, de nuestra historia y un protagonista de las ciencias políticas.
El fantástico
Doctor Rebull
Nos cuenta don Próspero Gonzalez M., que «había en San Lorenzo por aquella época, un señor llamado Valentín Rebull Ribera, quien era de origen catalán, y trabajaba como farmacéutico».
El catalán, que observó durante tiempo el sacrificio que hacía doña Ana para llevar su hijo a estudiar, habló con la señora, diciéndole que «trajera al muchacho a su farmacia, que el lo iba a tratar».
Rebull comenzó a trabajar por la salud de Ezequiel Gonzalez Alsina cuando ya ningún médico le daban la más mínima esperanza de mejoría o recuperación.
Unos 6 meses después de haber comenzado el tratamiento con el doctor Rebull, Ezequiel mostró notables signos de recuperación y mejoría, tras lo cual pudo volver a caminar.
Un joven alegre
Ezequiel llamaba desde muy joven la atención por dos aspectos: su inteligencia y su permanente buen humor. «Era un muchacho alegre y que disfrutaba de la vida, más allá de cualquier infortunio que se le presentara», nos cuenta Próspero Gonzalez Meyer, quien conoció a la familia Gonzalez Alsina.
Político, senador, periodista y escritor
Con el tiempo, el reducteño llegó a ser Presidente del Senado, y a destacarse por sus numerosas poesías en guaraní y castellano.
Escribió obras de teatro que actualmente son clásicos de la cultura paraguaya, como Bolí, El gran rival, Ñá Patricia entre otras.
Durante más de 30 años escribió los editoriales del desaparecido Diario Patria.
Un socialista en el gobierno de Stroessner
«Se ha querido poner un manto de olvido sobre la magnífica figura de Ezequiel Gonzalez Alsina», nos comenta Prospero Gonzalez Meyer, «por el hecho que fuera uno de los hombres más importantes del gobierno de Alfredo Stroessner, quien lo mantenía a su lado a pesar de saber que Alsina tenía ciertas simpatías hacia la política de izquierda».
«Vayan a chutarle …»
Nos sigue contando don próspero que «Si se quiere saber porque un socialista pudo llegar a convertirse en uno de los hombres más cercanos al dictador Stroessner, la razón era muy simple, y quizás quede explicada en una simple anécdota: cuando el general Stroessner, que no era muy bueno para los debates y discusiones, era acosado con preguntas porperiodistas o diplomáticos extranjeros, solía decir: «vayan a chutarle a ese sanlorenzano, que el ataja todos los penales».
Convencional
Ezequiel Gonzalez Alsina, fue también convencional por San Lorenzo ante la Asamblea Constituyente de 1967, y sucesivamente Ministro de las carteras de Justicia y Trabajo, Educación y Culto, y de Agricultura y Ganadería.
En el campo de la docencia, ejerció varias cátedras en las Facultades de Derecho, de Ciencias Sociales y de Filosofía de la Universidad Nacional de Asunción.
Falleció siendo aún joven, «no sin antes haber contraído matrimonio en tres ocasiones y dejar una considerable descendencia en nuestra ciudad», nos termina diciendo el Sargento Gonzalez Meyer.
La ciudad de moda en los años 30
Hace casi setenta años atrás, la ciudad de San Lorenzo era un lugar de moda para pasar largos fines de semana, y disfrutar un poco de vida al aire libre. La abundante vegetación, entre la que corrían frescos y limpios manantiales, era una tentadora invitación no solo para las familias de la alta sociedad capitalina, sino también para bohemios, poetas y músicos.
Con el alborear del nuevo siglo, las condiciones económicas, sociales y culturales del país evolucionaron ostensiblemente.
El aumento de la producción interna y la reactivación del comercio internacional del 1900 hizo que las vías de comunicaciones terrestres y fluviales adquirieran un gran movimiento.
Ciudad
Mercantil
Influido por este auge de renacimiento, San Lorenzo cobró nueva vida. Caravanas de carretas arribaban a sus depósitos de frutas y casas comerciales para la compra y venta de sus productos y mercaderías.
Otros vehículos simplemente circulaban por las calles de San Lorenzo con destino a la capital.
Desarrollo
Edilicio
El crecimiento del movimiento comercial influyó notablemente en el adelanto edilicio. Alrededor de la plaza del mercado y en áreas contiguas a la iglesia, se levantaron numerosas viviendas y casas comerciales que mostraban un estilo de construcción moderno para la época.
La cercanía con Asunción, y su agradable y abundante vegetación determinaron que San Lorenzo se convirtiera en las primeras décadas de este siglo en un frecuentado centro recreativo para los habitantes de la capital, y lugar de cita para personalidades del mundo intelectual y político de aquellos años.
El rancho
De la filosofía
Uno de aquellos intelectuales que se instalaron en San Lorenzo, fue en 1906, Juan E. O’Leary, quien se mudó al Ñu Guazú por motivos estrictamente económicos.
También vivía en San Lorenzo don Herib Campos Cervera (padre), quien era condiscípulo y amigo íntimo de O’Leary y tenía un solar llamado «El rancho de la Filosofía», en donde vivía casado con Alicia Díaz Perez.
La casa de O’Leary estaba ubicada frente a la actual plaza Cerro Corá, en la esquina de las calles Coronel Bogado y Coronel Romero, y es actualmente el estudio contable de la concejal Rafaela Jara de Martínez.
Las tertulias
sanlorenzanas
El 10 de agosto de 1906 se suma a este grupo de intelectuales don Viriato Díaz Perez quien recién llegaba de España y que permaneció por espacio de un año en la ciudad de San Lorenzo.
En las tertulias se sumaban además personalidades como el Dr. Rodolfo Ritter y Fulgencio R. Moreno.
Otras personalidades que solían ser asiduos concurrentes de la ciudad de San Lorenzo fueron el general Egusquiza, y los doctores Juan Manuel Frutos y Hermenegildo Olmedo.
Loteamiento
de la ciudad
Como consecuencia de que San Lorenzo se convirtiera en el lugar de moda de esa época, se produjo un acelerado loteamiento de las tierras, y un cambio repentino en el estilo de las construcciones, demoliendose las viejas y precarias viviendas, y edificandose nuevos estilos, hasta tal punto que el Capitán Juan Speratti afirma categóricamente «que ya no queda en San Lorenzo ningún edificio ni monumento de origen colonial».
Los primeros micros de San Lorenzo
1920
Hacia fines de los años ’20 un grupo de mecánicos sanlorenzanos, los hermanos Escobar, comenzaron a prestar servicio de transporte público de pasajeros entre nuestra ciudad y la capital del país. Muy pronto otros transportistas se sumaron al emprendimiento, en vista que tenía una buena renta económica.
La línea 10
Con el tiempo estos empresarios vieron la posibilidad de unir sus esfuerzos para la creación de una empresa que les permitiera ofrecer un servicio regular y sujeto a horarios. Según nos cuenta Juan Speratti, «así surgió la Asociación de Transportistas de la Línea 10, entre la capital y San Lorenzo. Fueron fundadores de la empresa Prudencio Vazquez, Fermín Gonzalez, Julio Samaniego, Ernesto Talavera, Nilo Gonzalez Meyer, Próspero Gonzalez Meyer, Mauro Acosta y Fortunato Rahal.
13 empresas
Hoy en día la ciudad de San Lorenzo es base de 6 líneas de servicio inter-urbano, y de 7 líneas de servicio interno. El reciente asfaltado de varias arterias céntricas de la ciudad, así como el trazado de una vía asfaltada directa hasta la ciudad de Ñemby ha mejorado sensiblemente el servicio de transporte público de pasajeros en barrios como Miraflores, Villa Industrial, Sinalco, y Villa del Maestro.
Nudo vial del país
Actualmente el 85% de las empresas de pasajeros que se dirigen desde el interior del país con destino a Asunción pasa por la ciudad de San Lorenzo.
También circulan por nuestra ciudad los servicios internacionales provenientes de más de una docena de ciudades del Brasil y otras tantas ciudades del Noreste Argentino.
La ciudad de San Lorenzo debe en mucho su progreso actual, al hecho de haberse convertido en un «nudo vial estratégico» para el país.
Capitan Juan Speratti
El capitán Juan Speratti, nacido en la ciudad de San Lorenzo, estudió en Asunción, ingresando en la Escuela Militar en 1927.
Fue el mejor guardiamarina de su promoción, llegando al grado de Capitán de Corbeta apenas 12 años después, en 1939.
Notoria
carrera militar
Durante los años de la contienda chaqueña, Speratti se distinguió como combatiente, siendo comandante de los legendarios buques cañoneros «Paraguay» y «Tacuary».
Posteriormente llegó a desempeñarse como Jefe del Estado Mayor, y Jefe de la Inteligencia Naval de nuestro país.
«Una biblioteca
viviente»
Cuando una persona busca información histórica, o datos sobre el origen de la ciudad de San Lorenzo, lo más probable es que le recomenden entrevistar al Capitán Speratti, de quien, respetuosamente, se suele decir que es «la biblioteca viviente de la ciudad universitaria».
Más de 15 libros
Se conocen más de 15 diferentes obras de su autoría, dos de las cuales han sido tomadas como material de consulta para la redacción de esta revista.
Tuvo activa participación en la revolución del año 1947, siendo constituyente por el Partido Febrerista, y Diputado Nacional entre los años 1968 y 1973.
Reconocimiento
En 1996, el Intendente de San Lorenzo, Miguel Angel Curiel, hizo entrega al Capitán Juan Speratti de una medalla, «en nombre la Municipalidad, de la ciudad, y del pueblo de San Lorenzo» en reconocimiento a la distinguida tarea realizada por este historiador, político y héroe de guerra , en favor de la memoria y la cultura de la segunda ciudad del país.
Actualmente el Capitán Speratti, debido a problemas de salud, reside con sus familiares en la ciudad de Asunción.
Si no fuera por los numerosos artículos que Speratti ha escrito en revistas, diarios y libros, poco se sabría sobre la historia de San Lorenzo.
Los hermanos Gonzalez Meyer
El Sargento Prospero Gonzalez Meyer ha tenido la suerte de conocer y ser testigo de gran parte de la historia de San Lorenzo.
Alumno de O’Leary
Siendo estudiante del Colegio Nacional de la Capital tuvo como profesor nada menos que a Juan E. O’Leary, y como celador al legendario Sargento Cándido Silva.
En su juventud cultivó la amistad de destacadas figuras como Pedro Carlés, Ezequiel Gonzalez Alsina, y Emiliano R. Fernandez.
Comandante
de transportes
Fué jefe de una columna de transportes en la guerra del chaco y es junto con su hermano Nilo uno de los fundadores de la primera empresa de ómnibus de San Lorenzo.
Con gran paciencia, y una humildad increíble, el sargento Gonzalez Meyer, ya anciano, nos ha brindado importantes datos sobre la historia de San Lorenzo.
Nilo Gonzalez Meyer
Hermano de don Próspero, lamentáblemente fallecido en 1985, ha dejado a la posteridad una obra clave sobre los orígenes y la historia primitiva del pueblo sanlorenzano.
Su libro
A través de las páginasdel libro «San Lorenzo del Campo Grande», que si bien es breve, contiene datos de suma importancia, se mantiene viva una parte muy importante de la memoria de nuestra ciudad.
Pionero scout
Nilo Gonzalez Meyer, quien combatió en la guerra del Chaco, llegando al grado de teniente 1º por sus servicios distinguidos, a sido uno de los fundadores de la primeras empresas de transporte de la ciudad.
Asimismo se destaca el hecho que fué uno de los pioneros y propulsores del scultismo paraguayo.
Superficie:
40 kilómetros cuadrados.
Ubicación geográfica:
a 12 km de Asunción en dirección Este.
25 grados, 22 minutos, 23 segundos de latitud sur; y a 55 grados, 33 minutos, 36 segundos de longitud Oeste de Greenwich.
Población estimada:
300 mil habitantes.
Radio Urbano:
Toda la extensión territorial de San Lorenzo es radio urbano, según el Decreto Nº 12006 del 1º de Diciembre de 1980. Con ello desaparecen las denominadas «compañías» rurales, pasando las mismas a constituirse en barrios de la ciudad.
Ciudad Universitaria:
Tal denominación le fue otorgada por los Centros de Estudiantes de las facultades de la Universidad Nacional que funcionan en esta ciudad, conforme a una resolución adoptada el 15 de setiembre de 1974.
Primera Comisión de Festejos Patronales:
Se constituyó el 30 de julio de 1889, siendo su presidente el señor Juan Adorno.
Prohombres sanlorenzanos:
Sgto. Cándido Silva, trompa que anunció la victoria de Curupayty en la guerra de la triple alianza.
Saturio Cándido Rios, artista plástico, primer telegrafista paraguayo y creador del telégrafo «de oído».
Coronel José M. Romero, héroe de la «guerra grande».
Tte. 1º Norberto Benitez, héroe muerto en la batalla de Nanawa.
Angel Benitez, suscribió el acta fundacional del partido Colorado.
Relaciones Internacionales:
San Lorenzo es ciudad hermana con las ciudades de Takeda (Japón), y San Lorenzo del Escorial (España), con las que mantiene intercambio de informaciones.
Entidades de Servicio:
Club de Leones, Cámara Junior, Rotary Club, Agrupación Scout, Fundación Mburucuyá, Cuerpo de Bomberos Voluntarios, Comunidades Saludables, Casa Parroquial, Centro de Convergencia Cultural.
Límites y aspectos geográficos:
La ciudad de San Lorenzo limita con los municipios de
Luque (Norte), Capiatá (Este y Noreste), Ñemby (Sur), Fernando de la Mora (Sudeste y Este) y Villa Elisa (Sur).
Régimen de lluvias, humedad y cursos hídricos:
En la ciudad de San Lorenzo hay un promedio anual de humedad del 71%, y un registro de 1507 mm anuales de lluvia.
El distrito se encuentra a 119,7 metros sobre el nivel del mar y posee dos pequeños cursos de agua que son el Arroyo Tayuazapé y el Arroyo San Lorenzo.
La guerra de mbopí contra kaí
Los enfrentamientos entre mercaderes y autoridades no son un invento de esta época. Hace ochenta y cuatro años se desató una verdadera guerra en la ciudad de San Lorenzo, entre simpatizantes y defensores de los mercados «Kaí» y «Mbopí».
Esta historia ha sido totalmente narrada por el Sargento 1º Prospero González Meyer.
El loteamiento de Cálcena
Un día del año 1913 llegó a San Lorenzo un doctor llamado Gregorio Cálcena, quien compró 100 hectáreas de terreno procediendo de inmediato a lotear y vender esa propiedad. Las tierras abarcaban una superficie que iba desde el centro de la ciudad vieja, hasta la zona de Capilla Cué.
Para ser más exactos, podemos decir que aquel loteamiento comenzaba donde estaba la estación del tren (hoy talleres de la municipalidad) y se extendía hacia el sur hasta Capilla Cué, y hacia el Este hasta lo que hoy está ubicado el Mercado Zonal Florida.
Zona despoblada
En esa zona no había por entonces ninguna casa, y ese lote amiento permitió que San Lorenzo sea lo que hoy es.
Como parte de las mejoras de dicha urbanización, don Gregorio donó a la Municipalidad de San Lorenzo un Mercado Moderno ubicado en una hectárea de terreno.
Las instalaciones estaban equipadas con mesas de mármol y patas de hierro traídas de Europa, molinos, agua corriente y todas las mejores comodidades de aquella época.
El mercado «Mbopí»
En aquel entonces existía un Mercado en San Lorenzo, que era propiedad de don Ángel Benitez, y estaba ubicado desde hacía ya unos 30 años sobre lo que hoy es la esquina de las calles San Lorenzo y Mariscal López. En ese mismo lugar existió también antiguamente una desmotadora de algodón.
Ese mercado medía una hectárea y en el se vendían carnes, menudencias, verduras, frutas, harinas, lácteos y la tradicional chipa entre otras cosas.
El problema
de la mudanza
La Junta de San Lorenzo prefirió por aquel entonces la edificación de un nuevo mercado en el mismo sitio en el que se encontraba el viejo, al que la gente denominaba Mercado MBOPÍ, rechazando la donación de Calcena por saber que iba a ser difícil mudar a las mercaderas a un nuevo sitio. Inclusive se presupuestó la suma de 30.000 pesos para la construcción de la nueva obra.
En ese momento surgió un nuevo problema cuando los propietarios del Mercado MBOPÍ se negaron entregar a la Junta el título de propiedad de dicho predio.
Se muda el mercado
La Junta Municipal que estaba bajo la presidencia del doctor Juan A. Enciso, nombró entonces una comisión especial para conversar con el doctor Gregorio Cálcena sobre las formalidades y requisitos del nuevo Mercado Municipal.
El 16 de Octubre de 1913, la comisión informó a la Junta municipal que «dicha obra llena cabalmente las condiciones estipuladas…», con lo cual la Corporación resolvió: 1º. Aceptar y recibir el edificio del Mercado y el terreno de su asentamiento; 2º trasladar el Mercado actual (MBOPÍ) a sus nuevas instalaciones; y 3º convertir el Mercado viejo en un jardín hasta tanto se pueda edificar un edificio para la Junta».
El «Mercado Kaí»
Ante la orden del gobierno municipal, las vendedoras del Mercado viejo armaron un revuelo, y opusieron una seria resistencia a las autoridades, hasta que por orden de la Junta, el comisario Speratti (padre del Capitán) hizo llevar a la fuerza unas 40 vendedoras de chipa y algunas vendedoras de carne hasta el nuevo Mercado Municipal al que el pueblo ya llamaba con el nombre de «Mercado Kaí».
Las demás vendedoras además de protestar y manifestarse contra la Junta Municipal, decidieron iniciar una huelga. La comisaría de entonces, era un par de ranchitos que estaban ubicados en lo que hoy es la esquina de Cnel. Bogado y Saturio Ríos, y cuyas comodidades consistían en un escritorio y un calabozo.
Con el tiempo los ánimos se calmaron, y las vendedoras se fueron acoplando gradualmente al nuevo Mercado Kaí, que para entonces se estaba rodeando de construcciones y casas nuevas, al tiempo que el dueño del viejo Mercado murió, con lo cual terminó el pleito al cerrarse definitivamente las instalaciones del «MBOPÍ».
Los troperos
En aquella época el ganado no se transportaba como ahora. Las reses eran conducidas en tropa por gente montada, que eran llamados troperos.
Uno de aquellos jinetes que yo supe conocer fue don Rodolfo Sosa Oviedo, quien solía traer tropas de hasta 1000 cabezas de ganado desde Villa Oliva. Aquellas reses en ocasiones atropellaban alambradas, cercas y todo para pasar.
Cuando yo le conocí don Rodolfo Sosa era jefe de tropas de ganado, y un día comenzó a edificar y se quedó en San Lorenzo.
Paí Giménez
Otra figura inolvidable para los sanlorenzanos fue el padre José María Giménez, un sacerdote activo y trabajador pero que nunca tenía un guaraní encima.
Estuvo 20 años en San Lorenzo, en la época que comenzaba a hacerse la Iglesia. Cada sábado o domingo, después de misa, se tocaba la campana y venía todo el pueblo: los muchachos, las vendedoras, grandes y chicos, todos… hasta donde estaba el Paí.
Luego el sacerdote daba la orden: «¡a traer piedra!» y toda la comunidad se iba a pie, o a lomo de burro hasta la cantera Meyer que está ubicada (hasta hoy) en el kilómetro 16.
Procesión de las piedras
Todas las piedras y ladrillos usados para la construcción de la iglesia de San Lorenzo se trajeron sobre los lomos de la comunidad sanlorenzana. Algunas mujeres traían una piedra sobre su cabeza, otros sobre el hombro, en una larga procesión de fieles que avanzaban cantando hacia la obra con el cura al frente.
Algunos domingos íbamos a Camba Cuá, y sin mentir le puedo asegurar que cantando alabanzas traíamos más de 3000 ladrillos en una sola caminata.
Ese paí fue muy querido por todos, y esas caminatas eran una fiesta para toda el pueblo.
El Colegio Nacional España
Antecedentes
La Escuela Nacional España, la más antigua de San Lorenzo y única en zona urbana hasta 1945, tuvo su origen en la Escuela Municipal de Varones que fuera creada en esta ciudad en noviembre de 1869; y también en la Escuela Municipal de Niñas que se creó el 30 de enero de 1884.
Ambas escuelas funcionaban en forma independiente hasta el año 1906, en que fueron unificadas por una disposición del Consejo Nacional de Educación.
Escuela Graduada
En el año 1909 fue nombrada directora de la institución la maestra normal Celeida Rivarola, egresada de la primera promoción de la Escuela Normal de Maestras.
Con su nombramiento la escuelita sanlorenzana fue elevada a la categoría de Escuela Graduada Doble.
Producida la renuncia de la Srta. Celeida Rivarola en 1911, le sucedieron en el cargo los maestros normales Paulina Duarte, Margarita Román, y Marciano Martínez entre los años de 1912 y 1915.
Clotilde Paredes
En 1916 se hizo cargo de la dirección de la escuela, la Srta. Clotilde Paredes quien permaneció en el cargo hasta su fallecimiento en 1931.
La dedicación y amor con que esta ejemplar docente ejerció su cargo, motivó una pronta respuesta de padres y vecinos que se unieron en comisión, el 15 de noviembre de 1920, para apoyar la gestión de la directora.
La Escuela España
El 17 de febrero de 1923, la Comisión Popular de Educación solicitó al Consejo Nacional la denominación de España para la citada institución, al tiempo de comprometerse a la construcción de nuevas aulas.
El pedido fue aceptado por resolución del día 21, denominándose a la institución Escuela Nacional Nº 36 «España».
128 años
Desde hace 128 años, «La Escuela España», es un órgano vital de la ciudad de San Lorenzo, dado que año a año capacita, forma y educa a decenas de jóvenes para ser útiles en la sociedad paraguaya por venir.
Así es como esta escuela y colegio no solo imparte educación a las futuras generaciones, sino que es la vida misma de la ciudad.
¿Quien fue San Lorenzo?
San Lorenzo habría nacido en la comunidad de Huesca, en Aragón (España). En aquel tiempo, el Papa Sixto II lo nombró primer diácono de la Iglesia Romana. Su nombre significa «laureado», es decir, coronado de laureles, por sus muchos méritos.
A mediados del siglo III se hallaba el cristianismo en un estado de verdadero florecimiento, y maduro para grandes pruebas. El culto florecía en todas partes; comenzaban a surgir pequeñas y fervientes comunidades.
Desde el principio del reinado de Valeriano, hasta el año 257, se vivieron días de paz y tranquilidad para la Iglesia católica. Los cristianos llegaron a ocupar puestos importantes en el palacio imperial. Algunos historiadores atribuyen esta tolerancia, al favor que dispensaba a los cristianos Salomina, la esposa de Galieno, quien era heredero del Imperio.
Las persecuciones
En medio de esta paz, la lucha vino de pronto, y ciertamente en una forma tan violenta que supuso un cambio radical en el sistema de perseguir a los cristianos por parte del estado romano.
Tanto a la persecución de Decio, como a las que le siguieron, particularmente la de Dioclesiano, las podemos designar como una batalla abierta y totalitaria contra el cristianismo, de la que este salió al fin victorioso.
257
En agosto del año 257, se inicia una gran persecución desatada por el emperador Valeriano, quien publica un edicto contra el clero, exigiendo a los obispos, presbíteros y diáconos ofrecer sacrificios a los dioses del Estado, bajo pena de destierro. Igualmente prohibía las reuniones para el culto y las entradas en los cementerios bajo pena de muerte.
Pena de muerte
Macriano, consejero del emperador, quería aniquilar la Iglesia cristiana. Por eso, al año siguiente, en el 258, se publicó un segundo edicto, donde se ordenaba la ejecución de obispos, presbíteros y diáconos que no hubieran obedecido las órdenes del emperador.
También los nobles y caballeros que no renegaban de su fe, debían ser degradados de sus títulos y si perseveraban en su confesión, condenados a muerte.
Las mujeres que perseveraban en su fe debían ser despojadas de todos sus bienes y desterradas fuera del Imperio.
Mártires
En Roma hubo mártires ilustres. La primera víctima fue el Papa Sixto II, junto con cuatro diáconos, entre los que se hallaba el diácono Lorenzo, que fue martirizado algunos días después del Romano Pontífice.
Su martirio, bien pronto se hizo sumamente popular. Por aquella época, los cristianos componían versos en honor a San Lorenzo, evocando el recuerdo de su tormento en las parrillas romanas.
Los tesoros de la iglesia
El testimonio de la Iglesia nos relata que el día 6 de agosto de 258, el papa Sixto II, fue llevado a la cárcel.
Padre ¿Donde vas?
En el camino, salió a su encuentro Lorenzo, a quién él había nombrado como primer diácono de la Iglesia romana y le dijo de manera desgarradora: «¿A dónde vas, oh padre, sin tu hijo? ¿A dónde vas, oh sacerdote, sin tu diácono?»
A esta pregunta le respondió el Papa : «A tí hijo mío, como joven que eres, te aguardan más rigurosos suplicios y más gloriosa victoria; anda a repartir a los pobres los tesoros de la Iglesia».
No me desampares
Cumplió Lorenzo la voluntad del pontífice y empleó toda la noche en visitar a los pobres y repartirles los bienes que estaban bajo su custodia. Al día siguiente regresó al lado del Papa Sixto, y viendo que ya lo llevaban a degollar, corrió hasta él y dijo en voz alta: «No me desampares, padre santo; ya cumplí tus órdenes y distribuí los tesoros que me encargaste».
Los tesoros de la Iglesia
Al oír la mención de tesoros, los funcionarios judiciales apresaron a Lorenzo y comunicaron lo ocurrido al prefecto de Roma. Éste hizo llevar al diácono a su presencia y le preguntó por los tesoros de la Iglesia. Lorenzo, con sagacidad, le contestó: «Si tienes tanta ansia de tales tesoros, dame dos o tres días para recogértelos y yo te los traeré».
Le pareció bien al prefecto y lo dejó ir sin guardia alguna. En tres días Lorenzo cumplió su promesa y se presentó ante el funcionario al que le dijo: «Estos son los tesoros de la Iglesia». Acto seguido les mostró una multitud de ciegos, cojos, mancos y pobres, y a todos aquellos a quienes había socorrido en aquel tiempo.
Los sufrimientos de Lorenzo
Al verse burlado el prefecto se enfureció, mandando que azotaran a Lorenzo hasta desgarrar su carne. Pero viendo que el diácono no se quejaba, sino que incluso reía, ordenó que lo torturaran sin pausa y con diversos suplicios.
La parrilla
Finalmente decidieron asarlo en un lecho de hierro a modo de parrilla, pero Lorenzo no mostró ningún signo de dolor, sino que de pronto dijo al juez «Ya está asada la mitad de mi cuerpo; manda que me asen del otro lado y come».
Así se mantuvo Lorenzo hasta que dijo: «Gracias te doy, Señor y Dios mío, que ya he merecido entrar por las puertas de tu bienaventuranza» y expiró. Era el 10 de agosto del año 258.
Escrita por: Milton Siegfried Meier